31 de octubre: Al ritmo del Perú

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La palabra criollo se usó en el sistema de castas del periodo colonial para señalar a los descendientes españoles nacidos en América. Cinco siglos después, este término evoca una de las manifestaciones más simbólicas de la peruanidad: la música. El Diccionario de americanismos (2010) indica que en nuestro país la expresión “criollo” es un adjetivo “perteneciente a la tradición musical peruana cultivada desde principios del siglo XX en la costa, a partir de géneros europeos”.

Fue en 1944 cuando el presidente Manuel Prado y Ugarteche decidió, a modo de reconocimiento a un ritmo musical imperante, declarar el 31 de octubre como el Día de la Canción Criolla: «Vista la adjunta solicitud presentada por el Centro Social Musical “Carlos A. Saco” y otras instituciones similares; y considerando que el arte popular contribuye al afianzamiento de una conciencia nacionalista […] se resuelve…», encabezó la Resolución Suprema.

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Los talentos de La Limeñita y Ascoy, el dúo Romero – Monteverde, Francisco Estrada, Demetrio Cruzado y Máximo Garrido alcanzaron, en ese entonces, no solo las esquinas de la Plazuela Buenos Aires (Barrios Altos), sino también los corazones blanquirrojos. Pero ahora, en medio de un año pandémico, los representantes de la música criolla se han visto obligados a buscar nuevos escenarios y estrategias para llegar a las casas de los aficionados.

Luis Alberto Manrique Aguirre, más conocido como Tito Manrique, es fundador de Cosa Nuestra, una orquesta dedicada a la salsa criolla. La trayectoria de este maestro involucra una producción musical tan minuciosa que coronó a la agrupación como ganadora de la Gaviota de Plata en Viña del Mar 2015, una nominación al Grammy Latino 2016 y, por descontado, la admiración de músicos nacionales e internacionales.

Orquesta Cosa Nuestra. Fuente: Facebook Cosa Nuestra de Tito Manrique.

Página en blanco conversó con el artista acerca del impacto del COVID-19 en su entorno musical. Se trata de un encontronazo que ha reconfigurado todo, menos el amor por el Perú y el deseo de comer un ceviche piurano acompañado de una cerveza negra. “Para cerrar, unos chifles y, como fondo, una salsa criolla”, detalla Tito Manrique.

¿Cómo ha podido desarrollar su talento en medio de una pandemia?

Desde el año 98 comencé a producir música, a hacer arreglos musicales, a componer canciones, a dirigir grupos. […] En marzo de 2020, como si un huracán hubiese pasado, todo esto murió. Fue impresionante porque obviamente nos cogió a todos desprevenidos, pero este proceso de pandemia me permitió dos cosas: en primer lugar, trabajar mucho más el tema de la docencia. Soy egresado de la Escuela Nacional Superior de Folklore José María Arguedas, soy bachiller en la carrera de Arte y Cultura, así que estuve trabajando algunos talleres y algunas clases magistrales. Y, además, el tema de la producción musical. […] He podido componer más canciones y he conseguido muchas alianzas con diferentes artistas no solo del país, sino de distintas partes del mundo.

Alianzas…

Sí, la palabra canje fue la palabra mágica. Ya uno no tenía dinero para invertir en la producción, pero sí tenía, como en la época de los incas, el trueque: intercambiar también nuestros talentos. Yo toco mi guitarra en tu disco, tú pones tu voz en mi disco, yo puedo mezclarte esta canción, tú puedes grabarme los bajos… y de esa manera nos hemos podido ayudar entre los músicos. Por otro lado, mejoró el tema de las transmisiones en vivo. El Zoom sirve de plataforma para transmitir conciertos, entonces nos hemos reinventado al producir nuestra música desde nuestros espacios. En mi estudio de grabación transmitimos conciertos de agrupaciones pequeñas –porque no es muy grande el sitio– y hemos invertido en el switcher, en las cámaras, hemos tenido que hacer una especie de set de TV para transmitir nuestra música, para mantener la vigencia. Es lo que nos ha tocado vivir en estos tiempos de pandemia y creo que, en medio de la situación tan adversa, estas cosas nos han permitido ver con mucho optimismo todo.

Alianza con Kate Candela. Fuente: Facebook Cosa Nuestra de Tito Manrique.

Esta dinámica laboral le ha otorgado la posibilidad de compartir su destreza con Tony Succar, Septeto Acarey, Kate Candela, Thony Valencia, Gaby Zambrano, César Vega… la lista es larga. “¡Es gente talentosa! Ha sido fabuloso”. El maestro reconoce que las asociaciones han sido salvadoras en medio de un contexto difícil para muchos músicos ejecutantes que contaban únicamente con los escenarios reales para desempeñar el oficio.

¿Cómo ideó usted el concepto de la salsa criolla?

Yo fundé Cosa Nuestra en el 99 y desde entonces ya estábamos haciendo algunas cosas con la salsa: Sin tu cariño (Rubén Blades), La bikina (Culebra Iriarte y Frank Gonzales), Dormir contigo (Isamel Rivera). Les dábamos ese toque bien criollo, pero con voz de salsa, los cajones, las castañuelas… Cuando inicié el proyecto, yo lo que quise hacer fue tratar de alejarme un poco del estilo Eva Ayllón –con quien trabajé 16 años– para acercarme a una pasión propia, que es la salsa; entonces mi pasado salsero y mi presente criollo se juntaron para formar este combo que se llama salsa criolla y que es la fusión de los ritmos peruanos –landó, zamacueca, vals, festejo, pregón y demás– y lo mejor del repertorio de la salsa. Al uso de los patrones rítmicos de la música criolla, yo le sumé metales, trompetas, piano, algunos golpes de la música latina, huarachita… toda esta mezcla fue componiendo el concepto de lo que se llama salsa criolla. […] Hay una comunión, son como primos hermanos.

¿Cómo ha vivido cada celebración de la Canción Criolla desde que empezó a desenvolverse en el mundo musical? ¿Cómo va a festejar el día en este contexto tan distinto?

Yo festejo la música criolla desde mi casa porque mi padre, don Javier Manrique (Trujillo) era super criollo y, además, tocaba guitarra. Era como su cumpleaños, hacía planes porque iba a haber jarana. […] Lo que para mis amigos del barrio era Halloween, para mí era la música criolla. Yo llegué a identificarme y, cuando uno se identifica, ya defiende. Siempre he celebrado como si fuera un cumpleaños: con amigos, en el barrio, tocando para gente en otros lugares… Este año lo voy a festejar tocando en un concierto virtual, el 31 de octubre a partir de las 6 p.m., Cosa Nuestra y Lucía de la Cruz estarán en un mano a mano. Durará 4 horas.

El 31 de octubre habrá un mano a mano con Lucía de la Cruz. Fuente: Facebook Cosa Nuestra de Tito Manrique.

¿La música criolla tiene para rato?

La música criolla es folclore popular, es algo que ha nacido y ha crecido en el pueblo. […] La música criolla no muere porque es generacional. Mi padre me la dejó como herencia, y yo la dejaré a mis hijos, y mis hijos a sus hijos. Esto les sucede a muchos entornos que son amantes de esta música. ¡Qué hermosa sería una mayor difusión!

¿Qué sensación le causa la música criolla?

La música criolla y el criollismo son un estilo de vida. Forma parte de mi esencia, de mi existencia, es mi cotidianidad. Para mí es como ser hincha de un equipo. Con ese mismo amor recibo no solo el género, sino el criollismo en general. Es la cosa más hermosa que me pudo haber ocurrido, es una gran herencia de mi padre.

Fuente: Tito Manrique.

La mirada docta de Tito Manrique elige a Rubén Blades como el representante-sello de la salsa. En cuanto al ritmo criollo, “la dupla Óscar Avilés y Zambo Cavero es lo mejor que le ha tocado a la música”.

“Cuando despiertan mis ojos y veo que sigo viviendo contigo, Perú, emocionado doy gracias al cielo por darme la vida contigo, Perú” es también la descripción del sentimiento que Tito define como amor a la patria. “Yo siempre quise vivir aquí y quiero morir aquí, como diría el Grupo Niche: si tuviera que elegir el lugar donde quisiera morir, sería en Perú”.