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Son diversos los objetos que pueden ser acumulados por coleccionistas como libros, relojes, discos de música, postales, carteras, adornos, antigüedades. Christian colecciona muñecos Funko Pop y Jhan Piere, figuras de anime, especialmente, de Los caballeros del zodiaco. Ambos cuentan cómo este pasatiempo es casi como una continuación del gusto por los muñecos de cuando eran niños.
Para Christian de Riglos (33 años), quien disfruta comprando y exhibiendo en su propia casa los muñecos cabezones de vinilo de la empresa Funko, coleccionar es nostálgico, ya que le permite a la persona seguir siendo niño. De hecho, recuerda que a los 8 años ya contaba su primera colección de Batman. ¡Tenía una maleta de 23 kilos llena con juguetes de este dibujo animado!
En una ocasión, cuando iba a realizar un viaje con su familia, le dijo a su madre que él quería llevar su maleta. No quería desprenderse de su colección. Ya en el viaje, haciendo transbordo de un bus a otro, su madre olvidó la maleta.
“Hasta ahora recuerdo figuras que no he podido volver a tener porque ya no las vendían”, comenta. Christian recuerda que tenía muñecos de Batman: la serie animada (1992) y de las películas dirigidas por Tim Burton. “No hice berrinche aquella vez, pero lo hago ahora. A veces le pregunto a mi mamá si sabe cuánto costaría esa colección en esta época”, agrega. Como todo coleccionista de figuras, sabe que estas —sobre todo si son piezas escasas— van adquiriendo mayor valor.
Christian es abogado y trabaja en Lima atendiendo reclamos de derecho marítimo, lo que no impide que comparta su afición por la compra de ‘funkos’. Ya cuenta con 70 de ellos, aunque, curiosamente, ninguno es de Batman. Los gustos van cambiando, asegura.



“Hay ‘funkos’ de todo lo que te puedas imaginar. Yo colecciono de todo lo que me gusta: películas, libros, series de televisión animadas y no animadas, animes. Tengo funkos de los Simpson, Star Wars, películas de Disney, Volver al futuro, la serie The office, el anime My Hero Academy, Dragon Ball, La casa de papel, El señor de los anillos, Game of thrones y otros”.
La empresa Funko, fundada en 1998 por Mike Becker, Rob Schwartz y Sean Wilkinson, se describe como el mayor propietario de licencias del mundo, lo que se observa en las productos creados para diversas marcas: Marvel, Dc Cómics, Nickelodeon, LucasFilm, DreamWorks, Warner Bross, HBO, Coorten Nework, entre muchos otras. Aunque tiene diversos productos, los más famosos son los muñecos cabezones que colecciona Christian.
El nombre de la exitosa empresa es un juego de palabras de «fun» y «company» (diversión y compañía en inglés) y —aunque Funko ha ido cambiando el diseño de los personajes desde 1998— ha mantenido desde un inicio la creación de muñecos cabezones.
Hoy, como Christian, hay coleccionistas en todo el mundo que compran estos muñecos. Este año, David Mebane, quien vive en Knoxville, Tennesee, batió el récord Guinness a la mayor colección de figuras Funko Pop del mundo con 7095 unidades diferentes.



Christian compró su primer Funko Pop en el 2016 y fue el hobbit Peregrin Tuk, o más conocido como Pippin, un personaje del El señor de los anillos. Hablar de ‘funkos’ para Christian es inmeditamente hacer referencia a los libros, series o películas en los que se basan. Recuerda entonces que leer inicialmente El señor de los anillos le representaba solo la historia del arquetipo típico del héroe, pero que en cada nueva lectura hecha ha ido descubriendo más al centrarse en el trasfondo de otros personajes que no los consideraba tan importantes.
Así es como comenzó a coleccionar a varios personajes de este libro y de otros de fantasía como Calabozos y Dragones y Harry Potter. En su biblioteca tiene treinta y cinco libros de Derecho y alrededor de ochenta de fantasía, que junta desde pequeño.
Los ‘funkos’ que tiene, algunos fuera de caja y otros dentro, se esparcen por toda la casa como adornos. Se encuentran en repisas especialmente hechas para ellos, así como en otros espacios de muebles en los que acompañan a otros elementos de la casa.



“Los dejo en caja no porque valgan más o los piense vender luego, sino porque se conservan mejor. No me gustaría que los muñecos se malogren. Si alguna vez tengo deshacerme de ellos, pues recupero o, quizás, gano”, comenta.
Para Christian su interés por coleccionar personajes también lo van conectando con otras personas. «En uno de los baños tenemos a uno de los trolls coloridos que se vendían en los 90. Mi esposa me dijo que lo compre porque de pequeña tenía muñecos de ellos. Los ‘funkos’ de My Hero Academy comparto con mi hermana; los de Star Wars, con mi papá; los de Simpson, con mis amigos».



Un fan de Saint Seiya
Entre los animes, Caballeros del Zodiaco (Saint Seiya) es uno que despierta especial interés de sus fans por coleccionar sus figuras. Jhan Piere Guillen Grigoletto (32 años), de profesión contador, es uno de ellos, quien tiene 100 piezas solo de este anime.
“El gusto por las figuras nace de muy pequeño, pero, como todo niño destructor, terminaba rompiendo todo”, cuenta Jhan Piere. Ya de adulto, cuando inició a trabajar y ganaba su propio dinero, comenzó por averiguar por muñecos de los Caballeros del Zodiaco.



“Encontré a los personajes en la línea de Myth Cloth de Bandai, pero no me convencía su nivel de detalle hasta que salió la línea de Myth Cloth Ex. Me enamoré. Compré uno y comencé a coleccionar. Es como una droga”, dice riendo. Inició su primera colección con una línea por el décimo aniversario de Saint Seiya.
Una vez que Jhan Piere comenzó a comprar sus primeras figuras, no pudo parar. En el 2015, en su afán de completar todos los muñecos de una primera línea sacó un préstamo por aproximadamente 4800 soles para comprar 36 figuras. “No me arrepiento, es una inversión. Una figura que compras a 350 soles ahora puede estar 1000.00 soles. Claro, esa deuda ya la pagué”, comenta.
En el 2017, junto a otros coleccionistas de Saint Seiya formó el grupo Saint Collectors, con el que organiza exhibiciones de las figuras. Además, hacen transmisiones en su canal de Youtube de revisiones de las piezas adquiridas para que sus seguidores puedan hacer preguntas sobre detalles muy específicos sobre las formas y colores de las mismas. «A veces hay gente que se quieren aprovechar: te quieren vender un pirata por un original», explica Jhan Piere.



Él también cuenta con objetos de Pokemón, Las guerreras mágicas, Yu-Gi-Oh, Sailor Moon, Evangelion con los que, junto a las piezas de Saint Seiya, suma aproximadamente 150 figuras.
Los coleccionistas de figuras de animes más experimentados generalmente compran virtualmente directamente en Japón de marcas como Bandai, Good Smile, Megahouse, Banpresto (que pertenece a Bandai). También las figuras de imitación, provenientes de China, tienen su propio mercado y cada vez son más apreciados por coleccionistas.



Además de coleccionar, Jhan Piere también hace custom; es decir crea figuras que aún no han salido al mercado a partir de otras piezas. «En mi mente tengo todas las piezas de los personajes y comienzo a pensar cuales encajan para crear una nueva figura. Armo, pulo, pinto y hago un muñeco nuevo».
Incluso, su seria favorita de colección es la que él mismo ha creado y se siente orgulloso: Caballeros del zodiaco Omega, una línea que aún no ha sido creada por Bandai. Son piezas únicas adaptadas por Jhan Piere.



Admite que la mayor cantidad que ha pagado por una sola pieza es 1200 soles. Al comienzo fue un poco chocante para su familia ver que gastase su dinero en este pasatiempo. Su madre le decía que gastaba su dinero en tonterías, pero ahora cuando ve sus colecciones armadas le llama la atención. «Hay gente que le gusta viajar, los carros, salir a comer, a nosotros nos gusta coleccionar.
Por ahora, Jhan Piere tiene como objetivo completar las colecciones que aún tiene inacabadas. Después de terminar con ellas, espera ahorrar para viajar a Japón, especialmente quiere conocer la torre de Tokyo. «Para el mundo del anime, todo lo principal que pasa es en la torre de Tokyo», asegura.

