COVID-19 y democracia en América Latina: ¿retroceso?

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El 15 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Democracia, razón por la cual conviene analizar el panorama que se vive este 2020 en América Latina, una de las regiones que se ha visto duramente afectada por la pandemia de la COVID-19 mientras se enfrenta a episodios de crisis políticas.

Según la Unidad de Inteligencia de la revista británica The Economist (EIU), en el 2019, solamente 22 países (13,2% del mundo) tenían una “democracia plena”. Otros 54 países (32.3% del mundo), dentro de los que se encuentra Perú, tienen una “democracia deficiente”; 37 (22.2% del mundo) tienen un «régimen híbrido» y 54 (32.3% del mundo) tienen como un «régimen autoritario». De acuerdo con el informe, este ha sido el peor índice democrático hasta la fecha, pues se ha pasado de un índice global de democracia de 5.48% a 5.44%, con repercusiones tangibles en Irak y Palestina, por ejemplo, que han pasado de tener un régimen híbrido a tener uno autoritario.

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Dentro de los 22 países con “democracias plenas”, solamente se encuentran tres países de América Latina: Uruguay (puesto 15), Costa Rica (puesto 19) y Chile (puesto 20). En tanto, Venezuela, Bolivia, Cuba y Nicaragua son considerados regímenes autoritarios y ocupan puestos bajos en el ranking. Este estudio evalúa cinco categorías: proceso electoral y pluralismo, funcionamiento del gobierno, participación política y libertades civiles; es decir, para ser considerado una democracia no solo basta con tener procesos electorales.

El debilitamiento de la democracia en el mundo tuvo su quiebre en el año 2016, cuando Estados Unidos pasó de tener una “democracia plena” a tener una “democracia deficiente”. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el caso de América Latina, existe ciertas características de una democracia en agonía: hay, en los últimos años, un aumento del poder del crimen organizado, las instituciones se debilitan y se establecen estructuras de gobernanza que también debilitan los ideales democráticos. Se debilita, además, la participación ciudadana por temor, la pobreza se mantiene en altos niveles y la integración regional entre países es débil.

Donald Trump y Jair Bolsonaro se reúnen en Estados Unidos.

Según el mencionado organismo, es posible que, en un futuro, el crimen organizado compense las carencias en los servicios gubernamentales. De esta manera, estas organizaciones criminales serán vistas como proveedores de paz. Para muestra, está el caso de Brasil, donde las bandas criminales decidieron imponer cuarentena en territorios debido a que el gobierno de Jair Bolsonaro no consideró a esta política como necesaria. También es posible que las crisis de seguridad empiecen a justificar soluciones autoritarias y que el mundo vea a América Latina como el continente que más ha debilitado los sistemas democráticos en el mediano plazo.

La Fundación Carolina ha publicado un análisis titulado ¿América Latina camina hacia el pasado?, escrito por Rut Diamint y Laura Tedesco.  En este documento, se resalta, por ejemplo, la profunda crisis económica de Argentina; el poco diálogo entre Brasil y los demás países de la región; las protestas en Chile; el presidente de Perú sin legitimidad de origen, sostenido solamente por el apoyo de los militares; el golpe de Estado en Bolivia, y la migración de los venezolanos ante la dictadura de Nicolás Maduro. Todos estos hechos ponen a la democracia latinoamericana en peligro. Se considera que este debilitamiento no solamente llega de mano de los militares, sino también de los mismos gobiernos electos que han subvertido la democracia en Venezuela, Hungría Nicaragua, Filipinas y Perú.

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¿La COVID-19 acelera el resquebrajamiento de la democracia en América Latina?

De acuerdo con el diario The New York Times, la democracia durante la pandemia se ha enfrentado a un retroceso, ya que ha sido la excusa para que distintos líderes cometan actos que atentan contra el sistema. Es el caso del dictador Nicolás Maduro, quien aprovechó la ocasión para allanar las casas de periodistas, activistas sociales y líderes de oposición que cuestionaron las cifras de la pandemia otorgadas por el gobierno venezolano.

Otro caso conocido es el del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien liberó a miles de presos por la amenaza de la enfermedad, salvo los presos políticos hacinados en cárceles del país. También están los casos de Guyana, donde se bloqueó protestas en contra del Gobierno, el cual intentó mantenerse en el poder pese a la derrota electoral, y de Bolivia, cuya presidenta interina, Jeanine Añez, pospuso las elecciones.

Otro de los fenómenos que está afectando a la región es el populismo. Según un gráfico elaborado por la Universidad John Hopkins (Estados Unidos) y GZERO Media, los presidentes populistas o anti-establishment han tenido un mal desempeño para enfrentar la pandemia de la COVID-19.

 

El caso del presidente de México, Andrés López Obrador, ha sido uno de los más llamativos. El jefe de Estado viene siendo duramente criticado por desviar la agenda pública con la rifa del avión presidencial adquirido por el expresidente Felipe Calderón, en lugar de poner los ojos sobre la pandemia -una rifa es simbólica, puesto que no se sortea al avión en sí-.

La ¿débil? democracia peruana

El estudio de GZERO Media indica que el presidente peruano, Martín Vizcarra, es quien ha tenido el peor desempeño mundial en el manejo de la pandemia e, incluso, ha superado a Bélgica, España, Bolivia, Brasil, Italia y los Estados Unidos. Asimismo, según Bloomberg, al mandatario de Perú no le ha funcionado salir más veces por televisión en prime time, ya que ahora se enfrenta a un mayor escrutinio público y a una de las peores contracciones económicas registradas, a lo que hay que sumarle un proceso de vacancia en su contra por estar involucrado en supuestos actos de corrupción.

Como se mencionó anteriormente, los expertos indican que no solo hacen falta procesos electorales para considerarse democráticos. En el ranking mundial de percepción de corrupción realizado por Transparencia Internacional, Perú está en el puesto 101 de 180 países, dado que es percibido como un país con alto índice de corrupción, y uno de los principales factores es el rol corruptor de los grandes capitales en los partidos políticos.

La corrupción está presente no solamente en el caso Lava Jato, que ha perseguido a varios gobiernos y cuya investigación llevó al suicidio al expresidente Alan García Pérez. La corrupción ha estado presente en el caso ‘Los cuellos blancos del puerto’, mediante el cual se destituyeron a muchos jueces y fiscales, la corrupción está presente en el entorno cercano al presidente Vizcarra.

El presidente Martín Vizcarra enfrenta un pedido de vacancia tras hacerse público unos audios en donde él coordina el ocultamiento de datos del registro de visitas a Palacio de Gobierno.

En cuanto a libertad de prensa, Perú se encuentra en el puesto 90 del ranking mundial. Este 2020, ha caído 5 puntos en su clasificación respecto de 2019. En dicho ranking, se comenta que, en Perú, los periodistas pueden sufrir represalias cuando se abordan temas como los conflictos sociales y problemas medioambientales, o si denuncian casos de corrupción o narcotráfico enquistado en el aparato público. También pueden enfrentar denuncias por difamación para intentar intimidarlos. Este estudio establece, además, que el hecho de que la concentración de los ingresos y la propiedad de los medios de comunicación esté en el Grupo El Comercio es también uno de los factores que perjudica el mercado de la prensa peruana.

Sobre libertad económica, Perú ocupa el puesto 45 en el ranking elaborado por The Heritage Foundation’s Center for International Trade and Economics (CITE), con lo cual es considerado un país moderadamente libre. El Perú que parecía haber consolidado el modelo democrático, tras el régimen de Alberto Fujimori, ha vivido en menos de tres años tres procesos de vacancia presidencial, así como las renuncias de un presidente (Pedro Pablo Kuczynski) y de una vicepresidenta (Mercédez Aráoz), y el cierre de un congreso.

Todo esto se suma a unas futuras elecciones inciertas este 2021, en medio de una profunda crisis de los partidos políticos. Además, el país se enfrenta a polarizaciones, los grupos radicales considerados de ideología racista (etnocacerismo), de fanatismo religioso (FREPAP) y populistas, elementos que cada vez toman mayor impulso.

Datos

  • En el estudio de Transparencia Internacional, Uruguay se encuentra en el primer lugar de la región respecto de la percepción de corrupción (puesto 21 a nivel mundial). Por su lado, Venezuela se ubica en la última posición en América Latina (puesto 173 a nivel mundial).
  • En el estudio de libertad económica de CITE, Chile ocupa el primer lugar de América Latina, al ubicarse en el puesto 18 a nivel mundial, mientras que el último lugar lo tiene Venezuela, al hallarse en la posición 179 (solo superado por Corea del Norte).

 


Texto: Paul Montjoy Forti.