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Los bulos o paparruchas, más conocidos con el anglicismo fake news, no son nuevas, aunque hoy en día las redes sociales las coloquen en primera plana del debate político. A lo largo de la historia, estas sucias artimañas han servido para transformar la mentira en verdad, influyendo en la percepción y opinión de la sociedad a través de hechos inventados, pero con cierto grado de credibilidad. La guerra de desinformación no solo afecta al enemigo político, sino también genera una enorme ola de indignación, pánico y alarma que viene arrasando todo a su paso desde tiempos remotos. “En tiempos de guerra, la verdad es tan valiosa que debería ir protegida de las mentiras por un guardaespaldas”, decía Winston Churchill.
El ego de Ramsés II
J.M Bielsa Gibaja estudió Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid y se ha desempeñado en cargos de asesoría en Comunicación Política y Técnica en Social Media. En su libro, Y si la Historia nos miente: Grandes mentiras y falsedades de la Historia (editorial Almuzara), el destacado académico recorre las más notables noticias falsas que ha conocido nuestra civilización.
Capítulos como el de la gran victoria egipcia narran el primer bulo propagandístico del que se tiene registro. Para conocerlo, el autor nos traslada al verano del año 1274 a.C., cuando Egipto estremecía al mundo por ser una de las grandes civilizaciones gracias al ímpetu y la mano dura de Ramsés II, el gran semental que dio vida a 152 hijos.
Durante su reinado, este personaje destacó en su campaña militar contra los hititas, un pueblo turco que cada vez se estaba haciendo más poderoso. Gracias al faraón, los soldados del Imperio del Nuevo Egipto alcanzaron un triunfo histórico en la batalla de Qadesh, que tuvo lugar en la ciudad del mismo nombre, cerca de la frontera de Siria con el Líbano. Siglos más tarde, los historiadores han podido conocer el verdadero resultado de la batalla, y no fue tan heroica como Ramsés aseguraba en sus monumentos conmemorativos que mandó a edificar. “Lo cierto es que Ramsés II cometió errores tácticos de bulto en el campo de batalla, fue engañado por los hititas, en cuya trampa cayó y quizá escapó a la muerte de puro milagro», explica Bielsa-Gibaja.
Añade el autor que Ramsés es el primer manipulador informativo de la historia, ya que consiguió transformar una tregua con los hititas en un triunfo que le sirvió para reforzar su su autoridad. Por otro lado, en una campaña arqueológica dirigida por Steve Snape, de la Universidad de Liverpool, y Nicke Nielsen, de la Universidad de Machenster, se logró descubrir que el epicentro de la supuesta guerra entre los ejércitos egipcios y sus vecinos de Libia en realidad correspondía a un espacio donde los egipcios tenían cosechas, criaban rebaños de ganado y vivían en completa armonía.
“Es otro fuerte indicio de que la creencia generalizada de que Ramsés fue uno de los más grandes generales de la historia es completamente errónea. ¿Cómo diablos pudo Ramsés haber estado ferozmente en guerra con los nómadas libios, cuando sus soldados vivían en paz con ellos en lo profundo de su territorio? Simplemente no tiene sentido”, argumenta Nielsen.
El lado oscuro de la luna
Mucho antes de la existencia de Twitter ya existía desinformación en los medios de comunicación. En el año 1835 el diario neoyorkino The Sun publicó la primera fake news de la historia contemporánea, en la que se informaba de seres extraños que habitan en nuestro satélite natural. Como era de esperarse, la noticia causó un enorme impacto en los ciudadanos norteamericanos, quienes leyeron en primera plana los hallazgos astronómicos de John Herschel, hijo del científico que descubrió el planeta Urano.
La serie de artículos describían las visiones que tuvo Herschel desde su telescopio de seis metros en la Ciudad del Cabo, Sudáfrica. En lo más profundo de su imaginación, el científico había descubierto un mundo con formaciones cristalinas, rodeado por criaturas anfibias y manadas de animales similares a bisontes. Pero fue en el tercer día de su fantástico descubrimiento cuando el científico logró divisar castores bípedos que llevaban a sus hijas en brazos hacia sus cabañas. En otro artículo, The Sun añadió que Herschel también descubrió a una especie de hombres murciélago que estaban cubiertos de un pelo de cobre y contaban con alas compuestas de una membrana sin pelo. “Sus caras, de color amarillento, eran una leve mejora sobre la de un gran orangután”.
El invento de The Sun llegó a las manos de Hershel años después y su primera reacción fue de gracia, llegando a asegurar que su verdadero trabajo causaría aburrimiento cuando fuese publicado. Con el tiempo, la noticia le dejó de hacer tanta gracia, ya que en una carta confesó a su tía que la gente se había burlado de él en inglés, francés, italiano y alemán por esa farsa de la luna.
No cabe duda del éxito que tuvo la historia. Según el escritor y científico Williy Ley, que contribuyó a popularizar el vuelo espacial, la tirada The Sun alcanzó 19.300 copias, pero el diario aseguró que al cuarto día de la publicación había alcanzado la cifra de 26.000 copias, incluso otros medios de comunicación republicaron su historia.
Otra persona que no le dio nada de gracia esta publicación fue al mismo Edgar Allan Poe, quien había publicado apenas un mes antes una historia que relataba la aventura de un holandés que construyó un globo aerostático que lo llevó a la luna. El autor del “Gato Negro” aseguró que The Sun le había plagiado. Posteriomente, Richard Adams Locke, reportero the Sun, confesó que había escrito la historia mientras estaba ebrio y que su intención fue crear una historia sensacionalista que disparase las ventas del diario y hacer una parodia de teorías científicas como la de Thomas Dick, que aseguraba que el sistema solar contaba con 21.000 billones de habitantes.