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Los niños y adolescentes necesitan un retorno flexible, seguro y voluntario a las clases presenciales. Según las cifras de Unicef, hasta marzo de este año, 114 millones de estudiantes ausentes de las aulas de América Latina y el Caribe. Más más de 700 mil estudiantes en nuestro país abandonaron las aulas y según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), realizada a finales del 2020, la principal razón, fueron problemas económicos (75.2%)
El Ministerio de Educación alertó también que, desde el inicio de la pandemia, 337 870 estudiantes han pasado de la educación privada a la pública pero para el titular de esta cartera, Carlos Gallardo, aun para para julio del próximo año, estaría prevista que el 99% de instituciones educativas atiendan plenamente. Una pregunta resalta: ¿es posible prorrogar el retorno 6 meses más? Al finalizar el segundo año de pandemia, la Unesco muestra que el Perú lleva más de 66 semanas sin clases presenciales, es decir, más de 300 días.
Cuanto más tiempo permanezcan los niños, niñas y adolescentes fuera de la escuela, es menos probable que regresen pues la escuela tradicional estaba hecha de manera en que los niños y adolescentes recibían una instrucción, paso a paso, con un docente que lo orienta y resuelve dudas, sin embargo, al cambiar el modelo sin previa preparación, el estudiante se siente perdido.
Durante este tiempo se produjo una enorme colaboración de los profesores y se ha podido ver que miles de maestros conocieron lo que era participar en foros virtuales con colegas de otros países lo que estimuló la creatividad que fue implementada después en sus clases. También hubo más colaboración entre organizaciones de la sociedad civil y los padres que se involucraron aun más en la enseñanza de sus hijos.
Al día de hoy, la Unesco ha preparado una guía práctica para el retorno a clases donde se destaca lo siguientes:
- Si los estudiantes regresan gradualmente a la escuela, priorizar aquellos estudiantes que son vulnerables, tienen un menor acceso a las modalidades de aprendizaje a distancia y/o están en procesos de examen.
- Contar con horarios escalonados en el día escolar (horas de comienzo/finalización, recreo, pausa para comer, etc.) para diferentes grupos de niños, niñas y jóvenes, y usar diferentes entradas, para evitar aglomeraciones en el camino al colegio, en la entrada y dentro del mismo.
- Las actividades que implican contacto físico como deportes de contacto y de equipo, deben sustituirse por actividades que permitan el distanciamiento físico (ejemplo: correr)
- Aumentar el personal en escuelas según sea necesario incluyendo voluntarios para apoyar las prácticas de distanciamiento físico e higiénicas.
- Proteger la privacidad de las personas que se sospecha que están infectadas y emplear un lenguaje fáctico para evitar la estigmatización.
- Cuando sea posible, considerar un periodo de transición de dos o más días para enfocarse en reestablecer rutinas y compartir experiencias, antes de empezar con las tareas académicas.
Lo ideal es asegurarnos de armar un sistema educativo que nos permita seguir enseñando durante la crisis y mucho mejor de lo que actualmente se realiza, ¿hay un plan desde el Ministerio de Educación? No lo sabemos.
El tiempo se agota.