Editorial: El Perú y el fin del sueño democrático

El Perú nunca en su historia ha gozado de una democracia plena. Más bien, hemos tenido primaveras democráticas que siempre fueron interrumpidas por golpes de estado. Hace poco los peruanos celebrábamos que por primera vez en la historia se iniciaba un cuarto gobierno democrático consecutivo, algo inédito para el país que trajo consigo la posibilidad de soñar con un sistema democrático fuerte y sostenible en el tiempo.

Sin embargo, durante ese quinquenio siguiente el sistema político del Perú ha venido degradándose sistemáticamente. El choque de poderes absurdo provocado por el fujimorismo en el año 2016 llevó a que se vacara al presidente Pedro Pablo Kuczynski por hecho que hasta el día de hoy no se han demostrado judicialmente. Promovió la negociación de Martín Vizcarra en contra de la persona que lo llevó al poder para después disolver el Congreso de la República mediante una dudosa interpretación de la Constitución que fue avalada por el Tribunal Constitucional para después terminar en la vacancia del propio Vizcarra tras los escándalos de corrupción en los que está envuelto, la asunción de Merino, las marchas y la toma del poder de Francisco Sagasti, quien pertenecía a un grupo político con menor representación nacional. A lo que debemos sumarle la profunda crisis institucional que vive el Poder Judicial y los partidos políticos.

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Como resultado de todo esto se eligió presidente a Pedro Castillo que derrotó a Keiko Fujimori cuyo único argumento de defensa fue decir que se había perpetrado un fraude electoral sin poder aportar las pruebas necesarias. Si el sueño democrático ya se encontraba mermado, el discurso de Castillo ha terminado por matarlo. Perú Libre es un partido político abiertamente marxista-leninista y, por propia definición, antidemocrático. Esto ha sido ratificado por Castillo a través de sus discursos y comportamientos.

En medio de un clima de tensa polarización social que mantiene a un sector de la población marchando en las calles, el flamante presidente anunció una asamblea constituyente que tendrá como fin derrumbar el sistema jurídico actual y que supone un peligro inminente para el estado de derecho. El presidente nombró un gabinete para el olvido, la mayoría de los flamantes ministros no cumplen los requisitos mínimos del puesto, como lo comentamos en un anterior editorial. Ni hablar de los nombramientos dentro de los ministerios que son una retahíla de nepotismo e intercambios de favores como mencionó el exministro Béjar, también retirado del puesto, en una entrevista. Esto aumentó las sospechas de que lo que buscaba el presidente era que el Congreso no le diera la confianza para que así, en acto repetido, pueda cerrar este como lo había hecho Vizcarra anteriormente.

El Congreso de la República más allá de frenar el copamiento del Estado que viene haciendo el ejecutivo decidió por darle la confianza a un gabinete que solo sirve para defenestrar aún más a la democracia. Guido Bellido, acusado por apología al terrorismo, es el PCM que el Congreso ha ratificado. Bellido, quien es conocido por su posición misógina, homofóbica y radical de izquierda ha mencionado que no dudarán en utilizar la cuestión de confianza en caso el Congreso no se alinee a la política del gobierno. También ha mencionado que se “las mayorías mandan y las minorías se sujetan”, pensamiento profundamente antidemocrático puesto que en las democracias se busca el respeto irrestricto de los derechos de las minorías.

No solo ello, el respeto a la libertad de prensa está en juego puesto que muchas han sido las actitudes del partido de gobierno en contra de los periodistas. Amenazaron al Grupo El Comercio con una nueva ley de medios, denunciaron a periodistas que emitieron reportajes en contra de las personas allegadas al gobierno y el presidente se ha reunido con los principales directivos de la prensa peruana en lo que él llamó “una reunión para trabajar juntos”, lo que supone un ataque directo a la libertad. En una democracia, la prensa tiene la obligación de fiscalizar el poder, no de almorzar con él.

A ello se debe añadir, la última denuncia realizada por la congresista Patricia Chirinos en un incidente que mantuvo con el presidente de la PCM, mencionándole la siguiente frase: ‘ahora solo falta que te violen’. Esta situación se dio previo a la elección de la Mesa Directiva actual, lo que ha develado y reafirmado el lado misógino de Guido Bellido.

Si el presidente no busca parar la polarización sino encenderla, si el presidente no tiene el menor interés de poner personas probas en el gobierno, si el presidente es incapaz de inmutarse ante el maltrato físico en contra una reportera al frente suyo perpetrado por su propia seguridad ¿Qué nos hace pensar de que le importan los principios de la democracia?