Retroceder en la educación, sí es posible. De forma maratónica, en el Perú se ha determinado diferentes legislaciones que atentan principalmente con la educación de calidad al aprobar la norma que recompone el consejo directivo de la Sunedu y retira al Ministerio de Educación como órgano rector de la política de mejoramiento de la calidad educativa universitaria. Además, con 88 votos a favor, 17 en contra y 13 abstenciones, el Congreso de la República aprobó el dictamen que elimina la educación sexual integral y el enfoque de género del currículo escolar.
El Perú se ubica en el puesto 58 de 64 países con 45.4 puntos (en una escala de 0 a 100 puntos), con un descenso de seis posiciones y alcanzando 9.5 puntos menos que el año pasado, según el Ranking de Competitividad Mundial edición 2021. Con esta aprobación, las acciones de los poderes del Estado en los últimos días han demostrado que es una audacia nuestra siquiera soñar con una educación básica, mucho menos de calidad.
¿Hacia dónde debe caminar la educación? Hacia una globalización, hacia las tecnologías de la información y de la comunicación, la preparación ante los cambios sociales, políticos y laborales y los avances en investigaciones relacionadas con el aprendizaje como exigencias de este sector. No se educa para ayer, ni para hoy, sino para mañana para insertarse en el futuro para adelantarlo, prevenirlo y construirlo.
La reforma académica del sistema de educación superior es una necesidad insatisfecha e inaplazable y en donde lo único constante es el cambio con mejor preparación, pero con las legislaciones aprobadas por nuestras autoridades, visionamos un futuro incierto de la educación básica y también la universitaria. Son organismos como la Sunedu y el Minedu, junto a los ciudadanos, los llamados a tomar acción sobre nuestro futuro educativo, donde el ranking se incline más a favor de las futuras generaciones profesionales. ¿Es posible? Queremos creer que sí, aunque no estamos seguros.