Al mediodía del 05 de abril, cientos de familias salían a sus ventanas a repetir lo que parecía revivir el noviembre del 2020: un cacerolazo para rechazar el gobierno de turno de Pedro Castillo. Empezó en Lima y se repitió en algunas provincias.
Se reportan cuatro muertos, pero para el ministro de Defensa, José Luis Gavidia, son “solo 4 muertos”. “No creo que se queden sin comer porque solo es un día”, dijo ministro de Justicia, Feliz Chero en referencia por la medida de inmovilización social declarada el 05 de abril. Lo que no sabe este último ministro es que las pérdidas, en el caso del comercio mayorista y minorista, son de 140 millones de soles en un día afectando a 1.1 millones de peruanos, según indicó Forbes Perú.
Otra vez, un cinco de abril
El Perú amaneció nuevamente en este 5 de abril con un nuevo significado: El presidente Pedro Castillo, a través de un Decreto Supremo, decretó un toque de queda de este martes en la provincia de Lima y su vecina Callao en respuesta al paro de transportistas donde «suspende los derechos constitucionales relativos a la libertad y seguridad personal, la inviolabilidad del domicilio y la libertad de reunión y tránsito».
Para quienes no lo recuerdan, el 5 de abril del 1992 se produjo el autogolpe de Alberto Fujimori pues el Congreso era “obstruccionista” y no lo dejaba gobernar. En el 2022, esta misma fecha llevaría un segundo significado.
Ambivalencia
Tras la marcha multitudinaria que se produjo en diferentes puntos de la capital que exigen la renuncia del presidente, Pedro Castillo se reunió con la presidenta del Congreso, Maricarmen Alva y acordó retroceder en la decisión sobre la inamovilidad ciudadana que regía, en teoría, hasta las 11:59 p.m. del 5 de abril.
Esta acción demuestra, una vez más, la volubilidad del gobierno de turno, pero sobre todo la improvisación constante que vive el país hace 8 meses.
Esto ha sido apenas un primer paso, una medida corta que solucionaba un problema innecesario y, ¿el resto de reclamos de las personas? ¿Qué hacemos con los fallecidos y con la gente que sigue pasando hambre por la constante crisis que vivimos?
Cuando el pueblo habla y el presidente no escucha, ¿Cuál es la única salida que tenemos?