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El pasado 5 de septiembre se celebró el Día Internacional de la Mujer Indígena, fecha en la que se destaca la labor que estas personas hacen por su comunidad y la sociedad. Sin embargo, uno de los aspectos pocos abordados es el relacionado con la educación que reciben.
Si bien en los últimos años ha habido un incremento, a nivel nacional, en el porcentaje de estudiantes indígenas que ingresan a la universidad, apenas un 3.25% de ellos terminan la carrera, y entre las más perjudicadas se encuentran las mujeres. Así lo revela el informe Nosotras también podemos, realizado por el Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES) y Salud sin límites, en el que analizan la situación de las mujeres indígenas en la educación universitaria.



De acuerdo con el estudio, la permanencia y el egreso no están garantizados debido a varios factores: la falta de recursos económicos, la falta de un enfoque intercultural, las limitaciones académicas producto de la escolarización básica y la negación de las identidades étnicas, tanto en los proyectos académicos como en las interacciones cotidianas. Todo esto conlleva a la deserción, pero sobre todo en las mujeres, quienes deben enfrentar una serie de desafíos para convertirse en profesionales, según María Amalia Pesantes, Cynthia Cárdenas y Claudia Lema, autoras de la investigación.
Algunos de estos desafíos son el culminar el colegio, el tener el apoyo familiar, el superar sus deficiencias académicas, el evitar embarazarse y el tener que acostumbrarse a la ciudad. A esto se suma el tener que luchar contra los nuevos estereotipos que los no indígenas les asignan, como que “necesitan protección para salir del subdesarrollo en el que se encuentran”, que “se aprovechan económicamente del Estado y las ONG” e, incluso, que “provocan los derrames petroleros para buscar compensación económica”.
Discriminación institucional
El informe de Salud sin límites se centra, de manera especial, en el acceso de las mujeres indígenas a las carreras de ciencia y tecnología, para lo cual investigó esta situación en dos universidades de la ciudad de Iquitos, en Loreto: la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP) y la Universidad Científica del Perú (UCP).
Aunque el estudio demuestra que, para las autoridades universitarias, el ingreso de personas indígenas a la universidad es positivo, dado que al convertirse en profesionales contribuyen al desarrollo de sus comunidades, aún no hay una reflexión profunda sobre la capacidad de las universidades para adaptarse a esta diversidad. De hecho, el documento indica que todavía persisten las prácticas discriminatorias “sutiles”, lo que pone en evidencia un racismo institucional naturalizado y poco cuestionado por la sociedad.



El artículo “¿Interculturalizar la universidad o universalizar la interculturalidad? Sistema universitario y población indígena”, publicado en el informe La educación universitaria en el Perú: democracia, expansión y desigualdades del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), precisa que la expansión universitaria experimentada en el país no ha logrado incluir a la población indígena. Esto debido a que la universidad no ha conseguido adaptarse a la diversidad cultural, indica.
Los autores del documento, Ricardo Cuenca y Alejandra Ramírez, comentan que, en la práctica, no se han logrado materializar acciones educativas que no busquen “desindigenizar” a esta población. Esto se da a pesar de que, a nivel de retórica, existen marcos legales y discursos a favor de la interculturalización de la universidad.
El Centro de Culturas Indígenas del Perú Chirapaq reconoce que, si bien existen avances en materia de políticas públicas, en la práctica solo hay experiencias aisladas con resultados diversos. Manifiesta que estos no permiten decir que haya un proceso educativo continuo y progresivo diseñado específicamente para los pueblos indígenas.



Reducción de la brecha, el gran reto
Según el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (Siteal), las probabilidades de que un graduado de nivel medio continúe estudios superiores son más bajas entre la población indígena de América Latina. En el caso de Perú, las brechas son entre 16 y 19 puntos, cifras que comparte con Ecuador y Chile.
El artículo titulado “Educación superior y pueblos indígenas en América Latina y el Caribe”, que forma parte del Informe sobre la Educación Superior en la América Latina y el Caribe. La metamorfosis de la educación superior de la Unesco, señala que hay varias causas de exclusión de los pueblos indígenas en la educación superior. Entre las principales se encuentra la ausencia de instituciones de educación superior indígenas cuyas pertinencias, docentes, lenguas y estructuras de organización faciliten la educación superior de los pueblos indígenas.



El autor del texto, Manuel Ramiro Muñoz, asegura que las universidades tradicionales no tienen la flexibilidad ni se han ajustado para aceptar y recibir estudiantes de otras culturas. Apunta, además, que no hay políticas públicas proactivas para superar las barreras y restricciones de acceso. De ahí que sea necesario implementar estas acciones orientadas a la inclusión no solo social, sino también institucional.
Datos
- Según el último censo, solo el 6% de la población indígena ha tenido oportunidad de acceder a educación superior en algún momento y, de ese porcentaje, el número de mujeres es escaso.
- Antes del censo de 2017, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) recogía que el 45.2% de mujeres indígenas contaban con educación primaria, mientras que solo el 36% de ellas tenían educación secundaria.