El mes de los temblores

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A menudo, solemos escuchar que octubre es el mes de los temblores. Y vaya que es cierto: en pocos días, la estructura económico-social peruana fue sacudida por sucesivos sismos cuyo epicentro estaba ubicado en el seno del gobierno de Pedro Castillo: el inicio del proceso de renegociación del contrato del Gas de Camisea, el lanzamiento de la “Segunda Reforma Agraria”, la caída del Premier Guido Bellido, y su reemplazo por Mirtha Vásquez.

En este contexto, el descenso del precio del dólar y el triunfo de Perú sobre Chile en la víspera de conmemorarse, el último 8 de octubre, el 142° aniversario del Combate de Angamos parecen separar la era dominada por el oscurantismo cavernario de Perú Libre representado en “Puka” Bellido de la nueva era iniciada por la élite progresista encarnada en Pedro Francke. Al menos, los medios de comunicación intentan reforzarnos esta idea, mediante la oposición entre una izquierda “provinciana-radical” y otra “capitalina-moderada”, a la que atribuyen la ligera mejora de nuestros indicadores macroeconómicos. Por su parte, todas las bancadas, a excepción de Perú Libre, consideran que la designación de Mirtha Vásquez y su nuevo gabinete favorecerán la gobernabilidad del país.

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Pero, se equivocan.

Los temblores generados desde el interior del mismo gobierno no cesan. Aunque no lo percibamos, el movimiento continúa. Los miembros de la cúpula del gobierno, al igual que las placas tectónicas, siguen moviéndose y agitando la institucionalidad político económica vigente. Su fin último es sepultarnos en la Asamblea Constituyente.

Podemos comprobar la existencia de esta “tectónica” en la constante creación de focos de aquello que podríamos llamar “subversión constitucional”; es decir, la promoción de una campaña popular de deslegitimación de la Constitución actual, capaz de conseguirla aceleradamente a través de una estrategia político-jurídica que involucra principalmente una serie de iniciativas y decisiones tomadas desde el más alto nivel de gobierno orientadas a confrontar aspectos del régimen económico de nuestra Constitución, tales como la eliminación de los contratos ley, la renegociación de contratos, la implementación de una “Segunda Reforma Agraria”, etc., conforme al programa ideológico de Perú Libre.

Ninguna de estas iniciativas ha sido objeto de cuestionamiento por parte de la nueva Premier, quien ayer presidió la comisión para la renegociación del contrato del Gas de Camisea, lo que demuestra una línea de continuidad entre el gabinete Bellido y el gabinete Vásquez y echa por tierra la vana creencia en la posibilidad de “humalizar” a Pedro Castillo.

Otra de las características centrales de esta “tectónica” es la alternancia entre los “provincianos radicales” y “capitalinos moderados” al interior del gobierno izquierdista de Pedro Castillo, que obedecería al objetivo de conservar el poder político. Téngase en cuenta que el cambio de gabinete se efectuó luego de que diversas bancadas anunciaron haber acordado censurar a seis ministros del gabinete Bellido (mismo número de ministros cambiados) e incluso, vemos que la designación de Luis Barranzuela, abogado de Vladimir Cerrón en un caso de lavado de activos – “un provinciano radical”- al frente del Ministerio de Interior, demuestra que esta realidad se mantiene y está lejos de cambiarse.