El trabajo os hará hombres

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Tras la muerte del «Che Guevara» en 1960, el fotógrafo cubano Alberto Korda elaboró el famoso retrato del guerrillero mirando al horizonte, con los ojos firmes que observaban el cortejo fúnebre de las víctimas del barco de vapor La Coubre. Esta imagen fue bautizada por su autor como “El Guerrillero Heroico”, y en la actualidad es considerada un ícono de las luchas a nivel mundial. “Las dos imágenes más conocidas en el mundo son las de Cristo y las del Che”, decía Juan Martín Guevara, hermano del guerrillero.

Irónicamente, el rostro del Che se ha convertido en una oportunidad de negocio para la industria de la moda. El capitalismo salvaje que tanto anheló destruir incorporó su rostro soñador como parte del consumo cotidiano, estampándolo en camisetas, gorras, joyería, zapatos, incluso en ropa interior. Su imagen de Jesucristo moderno, símbolo de la rebeldía y el anticapitalismo, da jugosas ganancias comerciales.

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El revolucionario cubano también ha sido venerado en distintos movimientos sociales y políticos. En países autoritarios, como Libia y Siria, los manifestantes lo cargan en banderas y pintan su barba y pelo revuelto en los muros destruidos de sus ciudades. Asimismo, en países latinoamericanos, su mirada pérdida en el océano infinito de La Habana se reproduce en protestas y marchas a favor de las minorías, como el Desfile del Orgullo y otras festividades relacionadas con el movimiento LGTB. No obstante, los cientos de manifestantes que levantan sus banderas coloridas y expresan su libertad, desconocen que su ídolo creó el primer campo de trabajo en Cuba, que fue situado en la península Guanahacabibes y cuyo objetivo fue confinar a individuos que cometían crímenes contra la «moral revolucionaria».

Según el escritor Jacobo Machover, autor de “La cara oculta del Che”, este campo fue el precursor del confinamiento sistemático en los campos de trabajo forzado, conocidos como Unidad Militar de Ayuda a la Producción (UMAP), donde fueron encerrados jóvenes católicos, Testigos de Jehová, hippies, rockeros, intelectuales, disidentes, lesbianas y homosexuales en la década de los sesenta. Hacinados en camionetas y autobuses, los «desviados del régimen» eran transportados a las nefastas UMAP que se organizaron sobre el modelo del campo de Guanahacabibes. Algunos no regresaron, otros fueron violados, golpeados, mutilados y traumatizados por el resto de sus vidas. “El Che Guevara tiene una gran responsabilidad en la creación de esos campos trabajos que fueron una vergüenza para el régimen castrista”, le cuenta a BBC Mundo el escritor cubano.

Los machazos

Años después de derrocar al corrupto gobierno de Fulgencio Batista, los barbudos de La Habana presentaron y difundieron la noción de “hombre nuevo”. Este concepto, desarrollado por el mismo Che Guevara en su artículo “El socialismo y el hombre en Cuba”, explicaba que el individuo socialista es un ser más completo, y que el Estado debe brindar una educación a los hombres y mujeres en valores no materialistas y anticapitalistas. En este sentido, cualquier persona o grupo que se desviara del camino de hombre nuevo era señalado como un paria o un contrarrevolucionario que debía ser erradicado de la sociedad y reeducado en los campos de trabajo forzado. Tal fue el caso de cientos de homosexuales a quienes, en palabras del periodista Manuel Villatoro de la ABC, el Che los consideraba como pervertidos sexuales y contrarios al ideal de hombre nuevo.

Fidel Castro también tuvo una posiciónfirme sobre la comunidad gay en Cuba. De hecho, el dictador creía que un homosexual era incapaz de personificar las condiciones de un auténtico revolucionario y que una desviación de esta naturaleza distorsionaba el concepto de militante comunista. Así lo aseguró  en su discurso del 13 de marzo de 1963, pronunciado en una vieja escalinata de la Universidad de la Habana.

“Muchos de esos pepillos vagos, hijos de burgueses, andan por ahí con unos pantaloncitos demasiado estrechos (RISAS); algunos de ellos con una guitarrita en actitudes “elvispreslianas”, y que han llevado su libertinaje a extremos de querer ir a algunos sitios de concurrencia pública a organizar sus shows feminoides por la libre…Que no confundan la serenidad de la Revolución y la ecuanimidad de la Revolución con debilidades de la Revolución.  Porque nuestra sociedad no puede darles cabida a esas degeneraciones (APLAUSOS).  La sociedad socialista no puede permitir ese tipo de degeneraciones”, sentenció el guerrillero marxista-leninista.

Conducta impropia

Los admiradores de la Revolución Cubana persisten en negar la existencia de las UMAP. Sin embargo, un documental del año 2016 reveló el plan de la dictadura para “reeducar” a los disidentes sexuales, considerados como una amenaza para el individuo emancipado de las garras capitalistas. Se trata de “Conducta Impropia”, dirigido por Néstor Almendros y Orlando Jiménez Leal.

El documental recoge los testimonios de un grupo de cubanos que fueron enviados a los nefastos campos de trabajo. Entre los relatos más desgarradores podemos encontrar el de José Mario, quien fue de los primeros homosexuales en ser confinados en un campo a 600 km de La Habana. Aquí trabajó por largas horas en la siembra de tabaco o caña, además de encargarse de la construcción de instalaciones alrededor de los campos cubiertos con cercas electrificadas. Pero lo que más recuerda José es aquel tenebroso cartel en la entrada del campo que decía “El trabajo os hará hombres”, frase que evocaba el cartel en hierro forzado con la frase Arbeit macht frei (“El trabajo os hace libres”) en el ingreso a Auschwitz.

Se calcula que alrededor de 30.000 personas fueron recluidos entre 1965 y 1967. Formalmente, el gobierno cubano los definió como espacios de trabajo para todos los jóvenes que no estaban en condiciones de cumplir con el servicio militar obligatorio. Sin embargo, según un informe de la Organización de los Estados Americanos, el Gobierno de Cuba había creado un sistema penitenciario que en la práctica constituye un sistema de explotación igual a la esclavitud. “A veces te dejaban sin agua y sin comida durante tres días mientras te mostraban fotos de hombres desnudos, y luego te daban comida y te mostraban fotos de mujeres. Si no eras diabético y te inyectaban insulina, entrabas en shock, te orinabas, te defecabas, vomitabas…Descargas eléctricas… Perdías la memoria, y dos o tres días después no sabías quien eras, estabas catatónico y no conseguías hablar”, cuenta Héctor Santiago Armenteros, dramaturgo homosexual que fue internado por la fuerza en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción.

Rompiendo con los prejuicios del pasado

Aunque toda sociedad está basada en la intoleranciatodo progreso estriba en la tolerancia.” George Bernard Shaw

En los últimos años, la sociedad cubana ha experimentado importantes avances en materia de derechos sociales. Los tiempos en los que se recluía a hippies y Testigos de Jehová en las UMAP quedaron en la historia, así como las leyes que prohibían las manifestaciones públicas de afecto entre personas del mismo sexo (“Ley de Ostentación Homosexual”). 

Fue a partir de la década de 1990 que en Cuba se implementaron reformas que reconocen la diversidad sexual. Gran parte de este cambio se debe a la labor que viene realizando el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), institución pública dedicada a la educación e investigación de la sexualidad humana. Desde hace más de 10 diez años este centro es dirigido por Mariela Castro, hija del Raúl Castro, quien se ha convertido en una figura clave en la lucha contra la discriminación y exclusión en la comunidad LGBT. Gracias al CENESEX, el Gobierno aprobó en 2008 una ley que permitía los tratamientos hormonales financiados por el Estado y las cirugías de reasignación de sexo. La institución también cuenta con herramientas para cumplir sus objetivos: investigación, trabajo comunitario, labor docente, formación de activistas y planes estratégicos para la prevención y el control del VIH/SIDA. 

Por último, existen asociaciones independientes que buscan crear más espacios de trabajo para hacer frente a las necesidades de las minorías. Algunas de las más reconocidas son: La Alianza Manos, Arco Iris Libre de Cuba, Liga Cubana contra el SIDA, Shui Tuix y el Grupo Cristiano Divina Esperanza.