Genios del maquillaje: entre la fantasía y el terror

Fotografía: Rodrigo Del Castillo.
Diego Ato

Melissa y Daniel son dos peruanos que se dedican al maquillaje artístico. Entrar a sus mundos es olvidarse por un momento en que las criaturas fantásticas de películas, series, dibujos y de su imaginación no son reales. Ellos se esfuerzan para crear increíbles personajes, poniendo atención al detalle y perfeccionando sus técnicas en un país en el que la industria del maquillaje aún está en desarrollo.

Con dos delineadores, traza una línea de cada comisura de sus labios que sube hacia la altura de ojos. Luego, marca dos más que inician en su frente, cruzan sus ojos y se detienen cerca a su boca. Mira hacia su derecha y a su izquierda, y se convierte de pronto en un esqueleto naranja de cabello y ojos verdes, con hojas de otoño que decoran su cráneo. Se trata de uno de los videos reel que Melissa Segovia Forrest (30 años), una artista del maquillaje de fantasía, tiene en su cuenta de Instagram @holymakeup13.

Recibe nuestro Newsletter

Suscribiéndote en este newsletter recibirás todas nuestras publicaciones. Frecuencia: 20-25 al mes días.

Melissa cuenta que sus pininos en el maquillaje los hizo recreando personajes de las películas de Tim Burton. “Soy fanática de él. Todo el mundo del arte gótico siempre me ha encantado”, comenta. En sus redes se encuentran varias recreaciones como las de El extraño mundo de Jack, El hombre manos de tijeras, Alicia en el país de las maravillas y El cadáver de la novia.

Automaquillaje inspirado en la película Caroline. Créditos: @Holymakeuo13.

Descubrió su pasión por el maquillaje en el 2010, viendo videos tutoriales en Youtube cuando estos recién empezaban a ser tendencia. En esos años, se encontraba estudiando Diseño Gráfico. Más adelante, en el 2014, se animó a iniciar sus primeros estudios en maquillaje en All Skin by Solange y, posteriormente, en el estudio Harold Quea.

Al inicio llevaba cursos de maquillaje social y conforme iba avanzando se introducía al artístico. En el 2016 y 2018, viajó a Argentina, donde llevó workshops de efectos especiales en la escuela El Sótano Fx. Ahí aprendió a realizar cortes, quemaduras, a crear y aplicar calvas, prótesis de rostros completos, dentadura y colmillos.

“Argentina tiene su propia industria del cine y su propia industria del maquillaje. Es más avanzado que Perú. Allá consigues de todo. Felizmente ahora, con las compras por internet, es más fácil tener los productos”, explica.

Por su talento y esfuerzo, ganó el primer lugar en la categoría de maquillaje de fantasía en el Cosmo Beauty de 2019, la última edición realizada de la expoferia de belleza más grande que se organiza en el país. Considera que ese ha sido su mayor logro profesional. En esta experiencia se enfrentó a otros maquillistas, al público y a sus propios nervios. Su triunfo le permitió representar al Perú en una convención en México.

Melissa en la premiación del concurso Cosmo Beauty (2019).

Melissa recuerda que uno de los trabajos que supuso un gran reto para ella fue el que realizó con otros dos maquillistas para recrear un personaje en The Game, corto dirigido por Rogger Vergara Adrianzén y producido por La Taberna Studios en el 2019. “Para ese personaje hicimos varias prótesis. Tenía una infección en la piel, verrugas y arañones. Debíamos hacer varias piezas porque, por ejemplo, necesitábamos una versión de una herida recién hecha y luego de la misma pero infectada. Fue un rodaje intenso. La preproducción fue cerca de un mes y medio de chamba. Hicimos la prueba de maquillaje unos días previos y la grabación fue en un solo día”.

Este año tuvo la gran noticia de que el corto obtuvo tres premios en el festival Dark Soul Fest de España, tanto al reconocimiento de la cinta como de los maquilladores,: “Best SFX”, “Best Monster” y “Best Scream”.

El maquillaje para el corto The Game estuvo a cargo de Melissa Segovia Forrest, Ursula A. Gondonneau y Janine Gondonneau. Fotografía: Gonzalo Sánchez Moore.
Fotografía: Gonzalo Sánchez Moore.

En enero del 2020, con mucha emoción, inauguró su estudio de maquillaje. Durante tres meses recibía clientas para maquillaje social y de caracterización hasta que, por la cuarentena por la COVID-19, tuvo que cerrar temporalmente en marzo del mismo año. Al inicio, como muchos otros emprendedores, pensó que las restricciones de aislamiento serían solo por unos meses; sin embargo, en octubre tuvo que despedirse de su estudio definitivamente.

Antes del cierre definitivo, cuando se flexibilizaron algunas restricciones de aislamiento, retomó el salón. Estuvo atendiendo con una capacidad muy reducida por un tiempo, pero desistió debido a su preocupación por el contagio y a exponer a su familia al mismo. Continuó solo dictando clases en línea de maquillaje. Por ahora, aún no está segura si volverá a abrir un estudio, pero no descarta hacerlo a mediano plazo.

Melissa demostrando que puede convertirse en la Gran Bruja de la película Las brujas (1990). Créditos: @Holymakeup13.

Cuando llega Halloween

Aunque no trabaja a tiempo completo como maquillista, ha tenido muchos encargos, sobre todo, previo a la pandemia. Ha realizado maquillajes para cortos de estudiantes universitarios, publicidad, artistas, cursos online, activaciones en cines y centros comerciales, concursos de empresas durante Halloween.

“Octubre es una locura bien divertida. Hay chamba por todos lados”. En estas fechas, hay personajes que ya son clásicos, pues sus clientes siempre los pidan: la catrina, los zombies, el Joker y Harley Quinn. Este año, al parecer, Venom será uno de los personajes solicitados.

Sin que una persona experta, es evidente observar su progreso en los acabados, el uso del color, el manejo del claroscuro, las prótesis que crea, así como con el uso de complementos y accesorios con los que les da un mayor cuidado al detalle. “Veo maquillajes de hace dos años y digo: ‘¡Dios mio!, ¿Qué es eso?’. Y en esa época pensaba que estaban increíbles”, comenta riéndose.

Su experiencia también se refleja en la rapidez que ha adquirido. “Un maquillaje solo con aquacolor y sombras, me demora dos o tres horas. En el caso del automaquillaje, es mucho más rápido porque conozco mi rostro y son años que me maquillo”, agrega. Ahora se convierte en muchos personajes de películas, series, cantantes, dibujos animados, obras de arte y de su propia imaginación. En sus redes sociales se observa sus cientos de recreaciones: una versión esqueleto de Harley Quinn, gatúbela, un gremlin, Tiffany (la novia de Chucky), Freezer, una Santa Rosa de Lima o hasta un Tony Montana, entre muchísimas otras.

Automaquillaje inspirado en la película Luca. Créditos: HolyMakeup13.

Ella logra inspirar a otros maquillistas. “En octubre, en Instagram, me llegan notificaciones de varias maquilladoras de Indonesia, de Londres, que recrean mi maquillaje. ¡Qué bonito que las cosas que tanto te gustan hacer sea del agrado de otras personas, y que les motive a crear, a lanzarse”.

Su gran sueño, confiesa, es trabajar en producciones grandes y reconocidas en Hollywood. “Creo que lo estoy logrando poco a poco. Es trabajo duro. A la par del maquillaje tengo otro trabajo. Uno tiene que encontrar un equilibrio entre las dos cosas. El logro más grande sería llegar a ser jefe de maquillaje, que me den la libertad de la creación de personajes”. 

El miedo que inspira

Es el turno de Daniel La Torre (31 años), quien también encontró en el maquillaje su pasión

Él ha temido toda su vida a las criaturas del terror: vampiros, muertos vivientes, personas poseídas, animales humanoides y otros seres que, generalmente, se presentan con más recurrencia en la oscuridad. Aún así, desde pequeño, disfrutaba de las películas de horror y del Halloween, fecha en que podía caracterizar a alguno de ellos. Y aunque no asistía a ningún evento por miedo a ver a otros “monstruos”, sus padres lo dejaban quedarse disfrazado toda la semana. Años después, él se convertiría en un maquillador de efectos especiales capaz de crear aquellos personajes que le roban el sueño.

Recuerda siempre haber temido a los payasos. Según Daniel, es probable a que se deba a un episodio de su infancia. Cuando tenía 3 o 4 años, sus padres lo habían llevado al circo. De pronto, llegó el acto de dos de esas personas tan coloridas. Uno de ellos acuchillaba al otro en la cabeza y de esta comenzaba salpicaba mucha sangre ­—por supuesto, sangre falsa­­—.  Esta escena lo impresionó mucho.

Mientras todos reían, Daniel se levantó de su asiento y gritó que el espectáculo no era gracioso. Papá y mamá tuvieron que salir con él del lugar.

La drag Xanaxtasia maquillada por Daniel. Fotografía: Manuel Ramírez.

Luego, hasta los 12 años, cuando lo invitaban a fiestas, su madre tenía que llamar antes para saber si habría algún payaso para evitar que su hijo entrara en pánico. A veces, para que estuviese tranquilo en las celebraciones, le hacían ver el proceso en que la persona se convertía en un hombre de nariz roja, y de maquillaje y vestimenta de colores chillones. “Igual me asustaba”, asegura Daniel.

Ahora, cuando trabaja en alguna casa de terror para encargarse del maquillaje de alguno de los personajes, siempre debe pedir a los demás que no lo asusten o que no se presenten repentinamente porque sino podría desmayarse del susto. A pesar de su pánico y fascinación por los seres de horror, ahora los recrea en el mundo real.

“Siempre me gustaba inventar personajes, criaturas. Veía animales y en mi cabeza pensaba cómo serían la mezcla de algunos, o cómo serían en versión humanoide”, explica. Quizás se trata de una manera de enfrentar sus miedos o, quizás, solo la capacidad creadora de un artista que no deja de deformar y separar formas conocidas para unirlas con otras y crear, en este caso, monstruos.

Daniel señala que siempre está viendo películas, series, canciones, animales o plantas, ya que necesita contar con referencias. A veces, también observa texturas en el microscopio. “No es tanto la fascinación por el personaje, sino por cómo se construye. Cuando creas un personaje creíble, tiene que tener un trasfondo, una historia”, explica.

Daniel automaquillado. Fotografía: @Josepablo.in

Camino a maquillador de efectos especiales

A Daniel le apasionaba las artes y hasta hace algunos años creía que iba a dedicarse a la ilustración. Cuando finalizó sus estudios de Artes Plásticas y Diseño Gráfico, entró a trabajar en una municipalidad. Esta experiencia no le gustó, así que ahorró dinero y en el 2015 viajó a Argentina para llevar un diplomado sobre creación de personajes, enfocado en el dibujo y escultura.

En Argentina, asistió a la Comic-Con de Buenos Aires, donde descubrió el stand de una escuela sobre maquillaje de ciencia ficción y terror. Daniel ya estaba fascinado por este tipo de maquillaje cuando comenzó a ver el programa Face Off, un reality estadounidense de la compañía Syfy en el que compiten artistas de este rugro.

“Me metí a una escuela que se llama El Sótano Fx en Buenos Aires. Comencé un curso corto de cómo hacer colmillos a medida, que se veían súper reales. Luego me metí a uno de caracterización en el que me enseñaron a hacer prótesis. Yo me quedé alucinado. Compré productos allá porque en Perú no hay muchos insumos”, cuenta Daniel.

Daniel prepara la prótesis para un encargo por Halloween. Fotografía: Rodrigo Del Castillo.

Posteriormente, regresó un par de veces más a Argentina para seguir llevando cursos. También tuvo la oportunidad de viajar a California para asistir a Monsterpalooza, una convención de artistas de maquillaje de efectos especiales, donde pudo conocer a varios artistas de Face Off.

Daniel coincide con Melissa en que Argentina se encuentra mucho más desarrollada la industria, especialmente, en maquillaje de efectos especiales.  Además, Daniel explica que esta rama exige mucho a los profesionales porque es muy artística y técnica. “Quienes han sido mis profesores de Argentina a veces los traen a Perú para proyectos porque no hay artistas locales. Aquí he visto que muchos maquilladores utilizan los materiales como pueden. El manejo anatómico no tiene suficiente nivel”, afirma.

Xanaxtasia maquillada como Him de Las chicas superpoderosas. Fotografía: Manuel Ramírez.

Cuando regresó a Perú, comenzó a experimentar con el maquillaje en su cara. “Antes mi hermana a veces me maquillaba, pero a mí no me gustaba mucho… Todos mis amigos se reían porque yo no sabía nada de beauty make up, pero sí podía crear un zombie. Yo los llamaba para que sean mis modelos».

Ha trabajado en varias ocasiones con una drag queen local: Xanaxtasia. A ella la ha convertido en diversas criaturas: una vampira, una mujer de nieve, Him de Las chicas superpoderosas y un payaso. Y piensa colaborar nuevamente con ella este Halloween.

Desde pequeño, Daniel ha sido fiel a sí mismo y ha sabido lo que ha querido. Ahora, a los 31 años, Daniel vive con su novia, sus cuatro gatos y una perra. Sueña con vivir creando monstruos, mientras divide su tiempo como maquillista y diseñador web en un banco.

Daniel en su taller en el que prepara sus creaciones. Fotografía: Rodrigo Del Castillo.