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Ya son 10 años desde que inició la guerra de Siria, en el Medio Oriente. Es una década que parece interminable para los ciudadanos de ese país, pero, sobre todo, para los niños, quienes son los que más sufren de los estragos ocasionados por el conflicto armado y el terrorismo.



Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, más de 5,6 millones de refugiados sirios han huido del país por la guerra y más de medio millón de sirios han muerto por la guerra. Para los analistas y activistas sirios, estas cifras serían mucho mayores, debido a la dificultad para investigar dentro del país por la represión de las Fuerzas de Seguridad lideradas por Bashar Al-Assad, quien aún gobierna el país.



Sin embargo, se estima que de los 22 millones de ciudadanos sirios que habitaban el país antes de la guerra, más de 6,7 millones de personas se han visto forzadas a desplazarse dentro del propio país, al no contar con recursos para movilizarse hacia otros países. Muchos de ellos se han movilizado a lo largo de su territorio durante todos estos años sin poder establecerse en un lugar.



De estas cifras, al menos 6,2 millones de niños y niñas sirios no disponen de alimentos, según cifras de Save The Children. Esto también se extiende al Líbano, país que tiene un alto número de familias sirias en condición de refugiadas y que, además, se encuentra atrapado en una grave crisis económica, inestabilidad política, estragos de la pandemia de la COVID-19 y la explosión ocurrida en Beirut el año pasado.



Como consecuencia de esta grave crisis política, económica y social en El Líbano, nueve de cada diez familias de refugiados sirios viven en la pobreza extrema. Otros países donde se concentran grandes familias de refugiados sirios son Jordania, Turquía y Países Bajos. Estas personas, pese a vivir en situación de vulnerabilidad, prefieren quedarse en el territorio donde se encuentran en lugar de volver a su país.



Conforme a un estudio realizado por Save The Children, de un total de 1 900 niños y niñas refugiados sirios que se encuentran en los países anteriormente mencionados, un 86% no quiere regresar a su país de origen. Y en cuanto a la infancia desplazada dentro de Siria, uno de cada tres preferiría vivir en otro país.


