Joan Didion: Los ojos frente el caos

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El trabajo de Joan es rítmico, va rápido como el latido del corazón del mundo, como el latido de las personas dentro del mundo, viviendo, corriendo, muriendo. Todo va tan rápido: la vida y la muerte llegan como entrada, segundo y postre; mientras come, Joan escribe. Sus ojos están conectados con sus dedos con un hilo invisible, un solo movimiento, una sola coreografía, creando oraciones perfectas, puras, honestas, terribles y bellas.

El mundo lleno de caos en el que se adentra para contar historias de serpientes y mentes que se enrollan, de jóvenes salvajes y una cultura fragmentada y vertiginosa, los recuerdos de sus inicios en sacramento aún están ahí, la memoria de su familia conservadora y republicana, cuando estas cosas significaban algo muy distinto. recordando su niñez ansiosa y temerosa, todo el tiempo invertido, obsesionándose con los textos de Hemingway, fascinada por lo que ocultaba la limpieza de su prosa.

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En 1956, Joan gana un premio de ensayos organizado por Vogue. A partir de aquí, sus ojos caerán al mundo y pasaría 7 años escribiendo para la revista; mientras trabajaba en la primera de las pocas novelas que terminaría publicando. John la ayudaría y acompañaría en este proceso. John Gregory Dunne era su amigo y el hombre que en 1964 se convertiría en su esposo, con el que regresaría a California.

California siempre fue su hogar, estuviera donde estuviera y de alguna forma, Joan estaba hecha de California. Aquí es donde entra Quintana, el amor de Joan. Junto a John adoptan a Quintana y la llevan a casa, donde la verían crecer segundo a segundo, minuto a minuto, cada centímetro atado a un sentimiento o memoria, hasta el día más temido de un padre.

Mientras tanto, Joan escribía sobre el mundo. Sus dedos tocan todo lo que puede, la contracultura americana, inmigrantes cubanos en Miami, la política californiana, ensayo tras ensayo, toma el pulso de lo que la rodea. Los ensayos de Joan atan verdad con belleza, su lenguaje es literario, sus diálogos son editados y embellecidos, pero la verdad está ahí. Su periodismo es personal y en el hay más verdades, como su propia verdad. Su dolor, sus sentimientos, todo junto, eventos grandes y  pequeños, algunos fuera y otros dentro de ella, todos acompañándose dentro de las mismas páginas.

Hablemos de dolor

Joan y el dolor habían cruzado caminos un buen par de veces. El dolor había tomado muchas formas diferentes: sus migrañas constantes, el diagnostico de esclerosis múltiple que recibe o el colapso nervioso que sufre en 1968, por ejemplo. Los dolores más grandes que experimentarían llegaron uno muy cerca del otro: una pareja de dolores que marcarían un fin.

El 30 de diciembre de 2003, John sufre un paro cardíaco que causa su muerte. El 26 de agosto de 2005, Quintana muere por una pancreatitis aguda, una culpa que seguiría a Joan por el resto de su vida, porque “debía cuidarla, y había fallado”. Estos acontecimientos obligan a Joan a escribir dos libros.

“The year of magical thinking” habla de la Muerte de John y del proceso de cuidar a Quintana, que había estado hospitalizada por una neumonía, completamente inconsciente mientras su padre moría y posteriormente, cuidándola también después de una caída en el aeropuerto, en la que se golpeó la cabeza contra el piso, desarrollando un hematoma.

El libro abre las puertas a una mente y un corazón al borde, repletos de ideas y deseos mágicos involuntarios relacionados al vacío que dejó John en su vida, pensamientos ajenos a la realidad que se pegoteaban a su mente y se volvían parte de ella.

“Blue nights” es sobre maternidad. Sobre la pérdida de Quintana y el luto de Joan, sobre sus preguntas, sobre su propia percepción de lo que fue como madre y de lo que fue la vida de la hija que acababa de perder. Su hija que había cuidado de pequeña, a quién había tomado fotos viviendo su infancia, a quien había visto hacerse grande, carismática, encantadora, a quién había visto volverse ansiosa y empezar a sentirse deprimida, a quien había visto sin ganas de vivir, a quién había acompañado en sus momentos más complicados hasta su diagnostico de BPD (Borderline Personality Disorder), Su hija a quien había visto casarse e irse. ¿Qué había significado “Joan, la madre?” es decir ¿Qué había significado para la pequeña Quintana, o para la Quintana adulta? ¿Y qué había significado para ella misma? ¿había sido algo bueno o malo?

Nueva york se convirtió en el nuevo hogar de Joan, lejos de california. Ahí vivió sus últimos años. Murió el 23 de diciembre de 2021, a causa de complicaciones con la enfermedad de Parkinson. Tenía 87 años.

A pesar de lo desgarrador y poco esperanzador que podían ser sus retratos de los humanos que observaba viviendo en un mundo en completo desorden, o lo estrujante que podían ser sus honestos autorretratos, su trabajo nunca dejó de ser sofisticado y bello, nunca dejó de ser Joan. Su forma de escribir “Non-fiction” en los años sesentas y setentas ayudó a desarrollar y formar el  estilo de “New Journalism”. Escribió emoción y escribió verdad y eso siempre lo tendremos. Siempre tendremos los ojos de Joan.