En medio de una pandemia, el país se vuelve a enfrentar a una crisis política. Las últimas 24 horas causaron un terremoto político que acabaron (hasta el momento) con el pedido de vacancia del presidente, Martín Vizcarra.
En un mensaje a la Nación, el mandatario mencionó algunas frases de importancia: «Nada de lo presentado hoy de manera ilegal constituye causal de vacancia. No voy a renunciar, no me voy a correr», «Estamos ante un complot contra la democracia», «Las fuerzas democráticas del Congreso no pueden prestarse a este juego sucio por intereses políticos y electorales».
El debate sobre la vacancia del presidente iniciará hoy a las 10 de la mañana pero diferentes bancadas son firmes en su decisión y lo expresaron a través de sus redes sociales y comunicados oficiales. Al menos se conoció que estarían a favor de la vacancia UPP, Podemos, parte de APP, parte del Frente Amplio y Acción Popular. Para hacerse efectiva esta acción se requiere una mayoría calificada de 87 votos, que equivalen a 2/3 del número total de congresistas.



Si bien es cierto, dentro de la constitución, es válido solicitar la vacancia de un presidente por incapacidad moral, esta debe ser considerada y debatida a detalle; con una mirada de 360° que permita visualizar las consecuencias en el caso, Martín Vizcarra, sea vacado por el Congreso y con la votación requerida.
Sumado a los audios, el Congreso debe asegurar a la población peruana que Martín Vizcarra es un presidente con incapacidad moral que le impide gobernar al país y para ello es necesario y obligatorio contar con todas las pruebas posibles. Un caso imposible si hablamos de un plazo, mínimo, de 10 días por lo que sería una labor maratónica si el legislativo obtiene los argumentos necesarios para esta sustentación.
Esta nueva – e interminable – crisis política que vive el Perú causó el ruido necesario y silenció por varias horas a la pandemia. Hoy es necesario detenernos y pensar: ¿no es suficiente ya la crisis del COVID-19?