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- Un grupo de siete de artistas ha decidido emprender un viaje por diferentes países de América Latina para poder mostrar su talento y el de otros artistas locales. Su principal aliado para lograrlo es una casa rodante.
Cultura, arte y expresión. Eso es lo que va llevando consigo la galería móvil ‘Latinoamérica Creativa’. Se trata de un grupo de siete artistas jóvenes que viajan en una casa rodante por toda la región, dando a conocer su talento en diferentes artes, pero también invitando a otros artistas locales de cada uno de los lugares que visitan a mostrar su trabajo. El objetivo es claro: poner en valor la cultura y la expresión artística que une a América Latina.
Esta iniciativa surgió en Buenos Aires, durante el 2020, a partir de un intercambio cultural entre varios artistas de diferentes partes del continente. El fin era crear un proyecto que uniera artistas de diversas nacionalidades. ‘Latinoamérica Creativa’ ha sido impulsada por Wally, agencia de creativos argentina que nació en 2015, luego de que sus integrantes realizaran una exposición llamada ‘Son Arte’, la cual unió a varios artistas y les permitió tener alianzas con organizaciones culturales y municipalidades.
Con esta nueva galería itinerante han involucrado a un colectivo de 26 artistas de Colombia, Ecuador, México y Argentina. Por el lado de Perú, hay gestores culturales de ciudades como Piura, Cusco y Lima. Su gira por llevar arte ha iniciado en Victoria y Jujuy, ciudades argentinas. Ahí tuvieron sus primeras exposiciones, con las que luego buscan salir al exterior, hacia países como Chile, Bolivia, Perú e, incluso, llegar hasta México.



¿Pero por qué una galería móvil en plena pandemia?
Según Jhon Vargas (27) —conocido como ‘Jhoncetto’—, joven ecuatoriano que lidera el equipo de ‘Latinoamérica Creativa’, el proyecto ya estaba definido desde antes de la llegada de la pandemia a la región. «Nosotros ya estábamos enfocados en gestionar nuestras exposiciones para que tengan una salida en redes, para ser visualizadas más allá de donde exponíamos. Por ejemplo, si hacíamos una exposición en Buenos Aires, no se quedaba solo con el público de ahí. Teníamos todo un trabajo en digital, en el que dábamos ideas y creábamos la plataforma en vivo para que la gente de otros lugares nos puedan ver», comenta.
Jhon cree que la democratización de la tecnología y el internet ha permitido que puedan llegar con su arte a diversas partes del mundo. «Como grupo hemos sabido aprovechar estos tiempos que están adelantadísimos. El proyecto ‘Latinoamérica creativa’ es el vivo reflejo de eso», dice. Él lleva haciendo fotografía profesional desde el 2015, aunque dice que la pasión por el arte la tiene desde siempre.
Cuenta que la idea inicial era salir hacia Brasil, pero a raíz de que el país carioca cerró sus fronteras por la segunda ola de la COVID-19 tuvieron que cambiar sus planes. Decidieron viajar hacia el norte de Argentina, específicamente a la ciudad de Salta y siguen recorriendo al interior de Argentina. Esperan que su primera salida internacional sea Chile, para después de eso seguir hacia Perú.
Santiago Garcia Díaz (26), fotógrafo y gestor cultural oriundo de Río Negro (Argentina), explica que si bien hay un temor natural por el hecho de tener que viajar en medio de una pandemia, también se sienten seguros viajando en grupo. Además, contar con una casa rodante les da algo de seguridad, pues tienen un lugar en el cual estar como familia y acompañarse. Es su protección.
Cuenta ‘Santi’ —como le llaman sus amigos— que, el año pasado, él estaba en Brasil, cuando le agarró la pandemia. Llevaba ahí viviendo cinco meses, pero decidió retornar a Argentina y se instaló en Buenos Aires. «Estando ahí, surgió esta posibilidad de volver a salir de viaje. Me comuniqué con Jhon y me pareció muy interesante retomar un viaje con una gira grupal, visitar lugares culturales y exponer nuestra fotografía. Fue una mezcla de todo que hizo que termine acá, y ojalá podamos seguir hasta México sin parar», comenta.
Aclara que lo que lo motivó, principalmente, fue la experiencia de culturizarse, de compartir y mostrar arte, de generar contacto y de trabajar en otro lado. «No me interesa en cuanto a lo económico. No me interesan las grandes cosas. No es que me interese un yate o un magnate, sino no estaríamos aquí, solo la experiencia cultural e intercambio cultural con todo Latinoamérica. Creo que es lo más enriquecedor de esto», precisa.
Como equipo, esta será la primera aventura de este tipo para todos, es decir, llevando por tierra una exposición encima. Viajarán con cuadros, la utilería para el montaje, el material fílmico, la curaduría. De hecho, para prevenir algún daño que puedan recibir los objetos que portan consigo, han destinado un lugar especial en la casa rodante.
Muchas manos para sumar esfuerzos
Además de las labores propias de la gestión cultural que desempeñan los integrante del equipo, cada uno tiene una función específica para la convivencia, tal cual una familia. Así, hay quienes se encargan de la cocina, otros de la limpieza, otros del cuidado de las herramientas, entre otras funciones.
Además de eso, cuentan con el apoyo de los artistas locales, quienes les van ofreciendo su ayuda en cada lugar al que visitan y también les ayudan facilitándoles los espacios culturales. No solo hay artistas reconocidos y renombrados, sino también artistas independientes y emergentes. Todos son de diferentes ramas: pintura, fotografía, artes plásticas, diseño gráfico y otras.
Jhon explica que muchas de estas obras hacen «artivismo», término que se utiliza para denominar al arte con activismo. Pero lo que sobre todo los une es que son gestores culturales. «Nos encargamos que, como artista, nos envíes tu obra y nosotros vemos el espacio, el montaje, la curaduría y la difusión. Yo descubrí, en mis primeros viajes por Latinoamérica, que había muchos artistas muy buenos, pero que no salían del espacio donde estaban porque les faltaba la gestión. Y por eso nace el grupo Wally», explica.
De hecho, otro de los temas complicados de montar una exposición cultural es el financiamiento. Para ello, reciben apoyo de organizaciones. En cuanto a los espacios, suelen ser municipales. Además, cada uno de los que viaja aporta algo al proyecto: una cantidad de dinero, los equipos para usar, la casa rodante o lo que fuere. Y a cada lugar al que van suelen realizar eventos para recaudar fondos o tienen contratos paralelos.
Variedad artística: fotografía, muralismo, pintura y baile
Otro de los miembros del equipo es Diego Arredondo (28), también natural de Entre Ríos (Argentina). Él se dedica a la fotografía de paisaje, pero también al baile. Ha viajado alrededor de su país para competencias de baile, pero dice que es la primera vez que lo hará para expresar su talento. De hecho, para él ambas destrezas se complementan y le permiten ser el artista que es. Tiene una fuerte pasión por el floclore argentino, pero también por los ritmos latinos.
Diego llegó al equipo por invitación de Jhon, a quien conoció en una exposición de muestra peruana en Buenos Aires. Cuenta que, cuando le dijo a su familia que saldría de viaje en una casa rodante, le advirtieron que se cuidara, sobre todo por el contagio, que era muy arriesgado. «Y yo digo: «Pero es un riesgo que estamos corriendo todos». Para mí, es una oportunidad gigante», asegura.
Todos ellos son conscientes de los riesgos que hay al viajar en estos tiempos; sin embargo, eso no es una limitación. Para Jhon, hay un temor de que el proyecto se pueda cancelar a mitad, debido a las condiciones, pero aun así es optimista y confía en que todo saldrá como espera. De momento, la estrategia del equipo es no ir a las grandes ciudades, sino a otras pequeñas, para reducir el riesgo de contagio. Creen que todo el viaje les puede tomar entre dos y tres años. Prefieren ir a paso lento, pero seguros y cuidando de todos.
En el caso de Santi, aunque su familia tiene algo de miedo, igual lo apoyan. «No quieren que yo me estanque en algún lugar y no me mueva. Saben que me gusta mucho viajar y estar en muchos lugares. Por un lado, tienen un poco de temor, pero por otro están súper felices de que trate de aportar a la cultura en medio de algo que la podría destruir. El COVID nos ha mostrado que han cerrado la mayoría de los lugares culturales y ha arrasado a los artistas que trabajaban en la calle. Ir apostando en medio de la pandemia también me mueve», dice.
Cada momento importante del viaje es documentado por ellos mismo, mediante fotografías, video y texto. Además de compartirlas en su web y sus redes sociales, tienen la idea de plasmar todas estas vivencias a un minifolleto o un libro. «Esto de la pandemia es un momento histórico de la vida, donde tienes que registrar y salir al trabajo, algo que los demás quizá no pueden hacer. Nosotros vamos a documentar cómo se está moviendo la cultura en Latinoamérica mientras estamos en pandemia. No somos siete locos viajando por Latinoamérica así nada más, sino que estamos llevando todo un proyecto y que la gente nos diga «sí» a los espacios, los patrocinios, las entrevistas», expresa Jhon.
Jhon lleva viviendo en Argentina desde el 2015, año en que llegó para estudiar fotografía, luego de haber estudiado psicología en su país natal, Ecuador. Le gustó tanto el ambiente cultural y artístico argentino que optó por quedarse e iniciar proyectos colaborativos con otros artistas.
Por su lado, Santi lleva haciendo arte desde hace 8 años: cinco como docente de música y tres, en la fotografía. Dice, además, que hay personas que le motivan a continuar llevando arte. «Me motivan a no dejarlo, porque también es muy fácil que aparezca una oferta laboral formal, de oficina, que tal vez no aporte nada a mi vida. Voy a tratar de seguir este camino, aunque a veces cueste», asegura.
Cristina Di Tommaso, quien se hace llamar ‘Cristal Rainbow’, es la encargada de apoyar en las convocatorias de artistas locales para las exposiciones y los shows en vivo. Ella es gestora cultural y sus obras también forman parte de las exposiciones: cuadros pintados con acuarelas, lápices acrílicos y otros materiales.
Pero Cristal, natural de Tigre (provincia de Buenos Aires), también tiene un proyecto personal grande: pintar un mural, con látex y aerosoles, en cada ciudad que visite. De hecho, ya lo ha logrado en Buenos Aires, Entre Ríos y Salta. En estos proyectos también va involucrando a artistas propios de cada zona con el propósito de crear lazos.
Cristal también es maquilladora profesional, especializada en maquillaje artístico. «Soy muralista desde el 2014 y, a partir del 2017, empecé a hacer maquillaje, a dedicarme más a eso, pero nunca dejé de hacer murales, grafitis. Como que voy siempre explorando las distintas ramas del arte que se me presentan. Voy acumulando herramientas que me motivan del arte, para explorar distintas formas», detalla.
Llegó al grupo tras conocer a Jhon, a quien apoyó con unos trabajos mientras él estudiaba fotografía. «Desde que se creó Wally, estuve colaborando en los eventos en Buenos Aires. Cuando me enteré de que [Jhon] estaba haciendo este proyecto, le dije: «Contá conmigo, me gusta la idea». Me encanta viajar, así que de una me sumé al equipo», cuenta entusiasmada. Dice que al resto del equipo lo ha empezado a conocer recién en este viaje. Afortunadamente, han logrado integrarse bastante bien y ya se sienten como en familia.
De todo el grupo, Nicolás Taborda es el único que no se considera un artista propiamente dicho, sino solo gestor cultural. “Estoy encargado de montar las obras, armar las galerías, hacer el traslado, mantener el vehículo en el que nos trasladamos, etc. Pero todavía no me considero artista, porque nunca he estado metido de lleno en el ámbito. Más allá de eso no hago arte”, dice con sinceridad.
Antes de sumarse al proyecto, Nicolás trabajaba para una empresa de Buenos Aires, en la cual no se sentía cómodo, pero lo hacía porque necesitaba mantenerse. Al conocer a Jhon, empezó a entrar en el mundo del arte y la cultura. «Ahí empecé a ver el tema del armado de las galerías. También tuve un proyecto personal que me dio la oportunidad de poder renunciar al trabajo que me ocupaba todo el día, y así tenía más tiempo para mí. Me dediqué más a ayudar a Jhon. Era algo que me gustaba», relata. También confiesa que tiene cierto gusto por la edición de videos.
Florencia Marioni, más conocida como ‘Flor Saturna’, es gestora cultural. Tal como ella misma dice, proviene del lado más social, pues tiene formación como psicóloga social y acompañante en temas de violencia de género. Durante más de 10 años, trabajó en organizaciones populares, barrios, villas (asentamientos humanos) de su ciudad, Córdoba (Argentina).
A pesar de que disfrutaba de su trabajo, su amor por los viajes la llevó a renunciar en 2019. Empezó a recorrer algunos lugares de la región, como Bolivia, con el propósito de viajar por todo América Latina. Pero, debido a la llegada de la pandemia, tuvo que regresar. «En ese proceso, conozco a Jhon, a fines de 2020. Me comenta del proyecto cuando justo yo estaba viendo cómo retomar mi viaje. Y, la verdad, más allá de volver a viajar, mi intención también era hacerlo en el marco de algún proyecto y en algo grupal. Estaba en esa búsqueda. Por eso cuando Jhon me comentó sobre la idea de Latinoamérica Creativa, me encantó el proyecto. Ahí decido sumarme como gestora cultural», recuerda emocionada.
Flor ya había hecho algunos eventos culturales en Córdoba y en Rosario, ciudad donde también vivió algún tiempo. Por eso, fungir de gestora cultural no le era ajeno. Además, sabe editar y escribir, pero sobre todo, le encanta crear cultura. Para ella, el viaje fue «como tirarse a la pileta, a ver qué pasaba». Confiesa que se había quedado un poco frenada por la pandemia. «Y, de repente, empecé a viajar con siete personas desconocidas. Por suerte, viene sucediendo todo muy bien. Estoy contenta», asegura.
Tanto Flor como Nicolás han vivido solos desde los 18 años, sin su familia, por lo que para ellos no resulta tan difícil lanzarse a este nueva aventura, son muy independientes. «A mí me dijeron: «Sí, ándate de este país»», dice entre risas.
En el caso de Cristal, ella estaba decidida hacerlo con o sin apoyo de su familia. «Pensé: «Lo voy a hacer. No me importa lo que me digan». Así que solo les quedaba la opción de apoyarme. Pero sí me motivaron un montón. Mi mamá me ayudó a organizar eventos para recaudar fondos», narra contenta.
El último integrante del equipo es Fer Leiva, llamado también ‘Efe’, quien se define a sí mismo como actor, modelo, bailarín y gestor cultural. Dejó su ciudad, Misiones (Argentina), para estudiar actuación y Expresión Corporal en la Universidad Nacional de las Artes, en Buenos Aires.
Quiere realizar este viaje para activar el arte por todo Latinoamérica. «Movilizar gente y crear nexos entre las diferentes disciplinas y países, lograr que seamos un grupo enorme de artistas, latinos y no latinos, más en estos tiempos donde la vida pide arte y expresión a gritos», comenta.
Tras haber tenido un año complicado por el confinamiento y haberse visto imposibilitado de hacer muchas cosas, se tomó una pausa de lo artístico y aprovechó para recibirse como programador. «Ahora estoy listo y con todas las pilas para retomar y realizar varios proyectos que tengo en mente», afirma con certeza.
Todos estos artistas se muestran muy seguros de lograr lo que se proponen: llevar arte y cultura a muchos rincones de la región. Su temor más grande no es precisamente la pandemia. De haber sido ese el motivo, no habrían emprendido el viaje en estos tiempos. Lo que más les asusta, confiesan entre risas, es que la casa rodante se descomponga y eso retrase su recorrido. Aun así, están seguros de que lo solucionarán. Son una familia de siete y están bastante bien organizados y preparados para la aventura. Una llanta pinchada no los detendrá.
Dato:
IG de ‘Latinoamérica Creativa’: @latinoamericacreativa2021
Página web: www.latinoamericacreativa.wordpress.com