La enfermedad del COVID-19 tomó este año por sorpresa al mundo. Las economías de los países, incluso las más fuertes, no supieron cuáles serían las medidas más acertadas para enfrentar las consecuencias que traería esta enfermedad.
A más de 8 meses de detectarse el primer caso (1 de diciembre de 2019 – Wuhan, China), el Fondo Monetario Internacional (FMI) arrojó que las proyecciones sobre el crecimiento económico mundial se contraerían en 4.9 % este año y recién el 2021 el periodo en el que se verá una recuperación financiera parcial.
Más allá del tema económico, el último viernes, Latinoamérica y el Caribe se convirtió este viernes en la región más afectada del planeta por la pandemia, tras superar en número de muertes a Europa y para frenar el número de fallecidos, algunos países en el mundo tomaron acciones que contribuyeron a que el registro de afectados se detuviera.
Nueva Zelanda
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, estuvo al frente de lo que se considera en el mundo, una estrategia exitosa frente al COVID-19. Durante 102 días, el país no detectó ni un solo caso nuevo por la enfermedad. Hasta finales de julio, la máxima autoridad declaró:
“Hoy no hay casos activos en Nueva Zelanda, hemos examinado a casi 40 mil personas para detectar la enfermedad en los últimos 17 días y ninguna ha resultado positiva”
Para la autoridad no existía el aplanamiento de una curva de contagios y aplicaron la estrategia de «eliminación» de la curva, una estricta y agresiva alternativa a la «mitigación». Ordenaron que todo viajero que llegara a su país, nacional o extranjero, guardara cuarentena por 14 días sin excepciones. Negaron el funcionamiento de los cruceros y el cierre total de fronteras desde el 19 de marzo.
Las medidas fueron aplicadas por niveles y para el 23 de marzo se aplicó el tercer nivel: una cuarentena obligatoria para los más de 4.8 millones de habitantes del país por cuatro semanas. Fue recién que el 29 de marzo, a más de un mes del primer caso detectado, que se produjo el primer deceso por coronavirus en el país.
A los neozelandeses se les pidió mantener el contacto solo con las personas que viven en sus casas, familiares o conocidos, y con ellos practicar todo tipo de actividades sociales para lidiar con el encierro.
Este país registró 1.154 casos de covid-19 y tan solo 22 muertes. Sin embargo, las últimas informaciones comunicaron que la enfermedad volvió a activarse después que miembros de una familia dieran positivo por lo que ahora se confirmaron 13 nuevos casos por COVID-19.
Dinamarca
Dinamarca fue uno de los primeros países europeos en empezar a levantar restricciones por el coronavirus. Con 5.7 millones de habitantes, el país controló la enfermedad y tuvo apenas 615 fallecidos. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, dijo:
«Hemos conseguido tener bajo control el contagio de coronavirus gracias a un esfuerzo colectivo sólido»
Este país adoptó la estrategia del cierre de fronteras desde el 13 de marzo limitando la posibilidad de contagios.
Además, los daneses aplicaron medidas en sus comportamientos como el distanciamiento social, sin haber sido obligados a hacerlo por alguna autoridad, empezaron a auto-confinarse. Los niños permanecieron en sus casas y optaron por el teletrabajo, tres días antes de la declaración oficial de su confinamiento, el 13 de marzo. Las agrupaciones de más de 10 personas fueron prohibidas y al menor síntoma, una persona deberá cumplir la cuarentena que corresponde.
A pesar que las autoridades afirmaron que era poco probable que el país viva una segunda oleada de contagios, las autoridades sanitarias danesas confirmaron ya más de 60 nuevos casos de coronavirus por lo que temen surja un rebrote en el país.
Islandia
En este país con más de 364 mil habitantes, se le dio otro enfoque para combatir el COVID-19. Desde que se detectó el primer caso, el 28 de febrero y se trataba de un hombre de unos 50 años que había viajado al norte de Italia, hasta la fecha, el país insular nórdico ha registrado apenas 1952 contagios y 10 muertes por coronavirus.
La estrategia aplicada se centró en el primer caso de coronavirus. El equipo médico y policial creó una lista de 56 nombres con los que el primer paciente positivo interactuó. Pasada la medianoche, todos estos contactos habían sido localizados y comenzaban una cuarentena de 14 días. Además, estudiaron las listas de pasajeros recientemente arribados y quiénes estaba sentado al lado de cada uno.
El seguimiento de casos estrechos en forma tenaz, mientras seguían las pruebas masivas para hallar los casos asintomáticos y frenar los contagios. Jóhanna Jakobsdóttir, profesora de bioestadística del Centro de Ciencias de la Salud Pública de la Universidad de Islandia, explicó:
“La realización de muchas pruebas exhaustivas, no solo a individuos de alto riesgo o con síntomas, sino también a la población en general fue la principal estrategia en el país para frenar al coronavirus”
El Gobierno también tomó la decisión de aislar a las poblaciones de riesgo desde que se confirmaron los primeros contagios: los geriátricos y los hospitales entraron en cuarentena estricta para evitar posibles complicaciones
Antes que la enfermedad fuera conocida como COVID-19, desde el 31 de enero, este país ya realizaba el primer programa de detección general. A la fecha, Islandia ha realizado 152.654 test en 345.000 personas que la habitan lo que implica que más de la mitad de su población ya ha sido testeada por coronavirus; esto permite también que el país pueda evitar posibles rebrotes.
A diferencia de estos países que aplicaron medidas estrictas pero efectivas contra la enfermedad, viene también el otro lado de la moneda: Estados Unidos, Brasil y México suman en conjunto más de 310 mil fallecidos por el COVID-19 liderando el ranking de los países con mayor número de decesos en el mundo.
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