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En Pablo Melicchio (Argentina, 1969) encontramos la no común combinación de psicología (psicoanalíticamente orientada) y literatura, asociadas a un potente compromiso con lo social. Fruto de este encuentro son sus libros y su frecuente presencia en medios argentinos, ofreciendo opinión desde su especialidad. Vino al Perú para la última Feria del Libro (FIL) para hablar de su admirado Borges y de la salud mental en la adolescencia, otro de sus grandes intereses (*)
La memoria
PEB. Tu literatura está enraizada en la realidad social de tu país, que en sus grandes líneas también podría decirse de los pueblos latinoamericanos. Tienes dos libros sobre acontecimientos durísimos de la historia argentina: los desparecidos en la dictadura militar y la guerra de Malvinas. ¿Es un recordar para sanar?
PM: El tema de la memoria, a mi como psicoanalista, me interesa siempre: trabajo con mi propia memoria, con las de mis pacientes y el hecho de tener una circulación también por los medios masivos e ir escuchado que hay tanta cosa no resuelta del pasado. Además, los psicólogos sabemos que aquello que no se elabora regresa incesantemente, como decía Freud. En ese sentido he tenido la posibilidad de conocer a Norita Cortiñas, Madre de la Plaza de Mayo, vecina mía en Castelar, con un hijo desaparecido. Yo tenía muchas referencias de ella por ser figura pública y le envié una de mis novelas, una ficción en la que un chico con capacidades diferentes se comunica con desaparecidos enterrados en la granja donde está asistiendo.
Norita leyó el libro, le gustó, empecé a encontrarme con ella, hicimos una amistad. Y me dije que no quería perder la oportunidad de ofrecerle hacer un libro sobre la Madre de la Plaza de Mayo. Me dijo que sí, pero enseguida pidió que no fuera sicológico. Norita me ayudó a romper verme como un hombre con sed de saber qué pasó en su historia, antes y después de la desaparición de su hijo. Esa jornada fueron muy intensas y finalmente salió este libro: El lado Norita de la vida, con prólogo del premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel. El libro va por su segunda edición, tiene mucha circulación y me ha dado la alegría de conocer a
Norita, pero también dar a conocer aspectos muy íntimos de su historia que no aparecen en biografías. Ella se abrió muchísimo conmigo, por la amistad y por el hecho de ser psicólogo, aunque ella aclara todo el tiempo que no fue mi paciente. Se armó un vínculo muy profundo, ella me contó sueños, pensamientos muy personales, ideas, cosas que iban surgiendo en las entrevistas.
PEB. Hay un libro posterior que toma el tema de Malvinas, pero desde otra perspectiva.
PM. A partir del libro de Norita y su circulación me dije: «Debo seguir con el tema Malvinas». Era congruente porque el fin de la dictadura militar argentina tiene que ver con Malvinas. En La isla interior, entrevistas a tres veteranos de la Guerra de la Malvinas; pero a diferencia del libro de la madre de la plaza de mayo lo que hice fue tomar sus historias y ficcionarlas. Es decir, me puse como personaje y, con el permiso de sus historias, fui narrando la vida de cada uno antes, durante y después de Malvinas.
Y por este tema aprovecho la entrevista para recordar el agradecimiento que tenemos los argentinos con el pueblo peruano por el apoyo maravilloso que tuvieron con la Argentina en aquella situación bélica. Tuvimos y tenemos mucha empatía con Uds., yo los quiero mucho, estoy feliz de estar en la Feria del Libro.



PEB. El libro está estructurado como testimonios representados como elementos de la naturaleza: tierra, agua, aire.
PM. Se me ocurrió en un contexto como nos pasa a veces a los escritores: estaba corriendo, actividad que hago con frecuencia, y se me vino la idea de Malvinas y la de los cuatro elementos de la naturaleza como para abordar la guerra desde la misma tierra, en plena Malvinas. Por tierra, entrevisté a Reinaldo Arce, que era un muchacho de dieciocho años que no tenía nada con lo bélico, como fueron tantos conscriptos obligados a la guerra. Por agua, entrevisté Darío Correa que estuvo en el hundimiento del crucero Belgrano, una historia impactante de sobrevivir al hundimiento, un naufragio muy angustiante y su historia posterior también muy difícil por ese proceso de «desmalvinización», hecho como de silencio: la dictadura al final hizo silencio sobre el asunto y el pueblo también quizá por miedo.
PEB. Malvinas se volvió un tema tabú…
PM. Así fue. Por eso el libro tiene esa intención: sacar a la luz cuestiones que todavía tienen que emerger. Por aire, entrevisté a un militar de carrera, un aviador, Alberto Filipini, que tuvo una actuación que reconocen los mismos aviadores ingleses; realmente han sido muy héroes en el contexto de la guerra, volando a nivel del mar, con pocos recursos, con cero experiencia porque Argentina nunca había tenido una guerra a mar abierto. Ese libro es el sucesor de El lado Norita de la vida, haciendo como un díptico.
PEB. ¿Algún nuevo título por salir?
PM. Ahora estoy cerrando el tercero, yo lo llamaría la trilogía de la memoria, con Adolfo Pérez Esquivel, nuestro Nobel, un libro similar al de Norita. Lo estoy entrevistando en su casa. Adolfo es también un tremendo artista plástico, así que hablamos mucho de memoria, las dificultades con la paz y con la justicia social, todo lo que se puede pensar a partir de la crudeza de este mundo. El libro recoge este lado resiliente de Adolfo. Precisamente es de lo que se compartió en la Feria: la importancia del arte para la memoria y la salud mental.
Borges
PEB. La FIL te ha invitado a una mesa sobre Borges.
PM. Sí. Tengo una charla sobre Borges que sé es muy querido acá. Vargas Llosa sacó hace poco un libro de las entrevistas que hizo, entre ellas a Borges.
PEB. La reciente muerte de María Kodama, viuda y heredera de Borges, ha traído de nuevo a primera plana al genial autor de Ficciones. ¿Qué más hay que decir de Borges?
PM. Hay tantos Borges como lectores. Voy a hablar de mi pasión por Borges. No seré objetivo, soy un gran lector de Borges desde adolescente. Pero lo que quiero articular un poco, volviendo a mi rol de psicoanalista, es cómo Borges transforma la realidad como los grandes poetas. Y en su literatura fantástica nos invita a mirar la vida de otra manera; su misma ceguera la pone en términos poéticos: la llamaba su «lento atardecer». Así que Borges es alguien que te invita de muchas formas; la gente suele decir que es difícil de leer, yo creo que tiene que ver con el esfuerzoque pide meterse en un poema o en un cuento de Borges, implica un trabajo, pero cada vez que lo relees te aporta nuevas cosas. Creo que Borges fue el escritor que estuvo más cerca de lo perfecto.
No hay que tenerle miedo.
PEB. Se acaba de anotar tu falta de objetividad….
PM. (risas) Los adolescentes
PEB. Tu práctica sicológica muestra un interés definido por el mundo adolescente y juvenil, tienes libros sobre el asunto. No hay que subrayar que los jóvenes se mueven hoy entre la fragilidad y la violencia.
PM. Mi libro GPS, radar para entender el mundo adolescente es anterior a la pandemia. Creo que la pandemia potenció masivamente estas condiciones de salud mental porque desarmó agendas, deshizo rutinas, todo lo que los humanos construimos para estar contenidos. La pandemia puso en primer plano cosas que no queremos hablar, como la enfermedad y la muerte; el bombardeo permanente de fragilidad y finitud provocó problemas de salud mental e incrementó los que la gente tenía antes. El problema de nuestros jóvenes en el mundo, aunque seguro que el Perú presenta sus particularidades, tiene que ver con los adultos: es fácil decir que los jóvenes tienen problemas, pero uno se pregunta dónde esta los adultos, los padres atentos a las necesidades y deseos de sus hijos e hijas. Por supuesto que la pandemia imposibilitó que los jóvenes empezaran a separarse de sus padres para ir conquistado su propio mundo, esto pudo generar más conflictos intrafamiliares, violencia de género, mayor consumo de sustancias tóxicas, pero básicamente potenció condiciones prepandémicas y que necesitan ser trabajadas. Falta capacidad de escucha y disponibilidad de tiempo …el amor es tiempo.
PEB. ¿El bullyng es la expresión más evidente de esta violencia incrustada en el mundo juvenil?
PM: El bullyng ¿Dónde nace? Tempranamente, pero los chicos y las chicas reproducen la violencia social, la violencia de los adultos, no la inventan ellos. La prevención implicaría detectara a tiempo los premio signos del bullying, que aparecen en la primaria. Lo veo en Buenos Aires: aparecen en los celulares en los grupos de WhatsApp, hacer «cargadas» contra aquel que es diferente, todos se
ríen, allí vas instalando que la persona que es diferente, de la que se ríen, es aquella a la que hacen bullying por su cuerpo, por su piel, por su orientación sexual, por su origen. Entonces esa es la tarea: enseñar tempranamente que lo que nos nutre son las diferencias, crecemos desde ellas.
Y desarmar la violencia tempranamente, porque detrás de esas sutilezas, de esas pequeñas violencias de la primaria, está comprobado que un chico que atosiga puede ser mañana un macho violento. Y una persona abusada, «bulineada», puede terminar en extremos de violencia como en la Masacre de Texas, caso que yo estudié: el muchacho, Salvador, era abusado constantemente, no recibió asistencia psicológica, sus padres estaban separados, la madre era adicta. Había una dificultad tan grande de vincularse que la respuesta que él encontró fue la violencia como
descarga. Si a este chico Salvador lo hubiéramos ayudado tempranamente, con grupos de pertenencia, con expresión de afecto, con escucha no se habría dado esa masacre. La masacre es la metáfora de lo no trabajado tempranamente.
PEB. No hablemos de la violencia de los adultos en la política, que tiene sus propios códigos y que los jóvenes interiorizan.
PM. En Argentina se habla mucho de «la grieta», la gran diferencia entre derecha e izquierda, el macrismo y el khirschnerismo desde los que se construyen discursos de odio. Hace poco intentaron matar a la vicepresidenta Christina Fernández, ese intento de magnicidio está potenciado por un discurso de odio que puede llegar a personas con dificultades emocionales empujándolas a un acto así. No hay discurso sin consecuencias. Estamos en la FIL-Lima: espacio para recordar la importancia de las palabras, la palabra es energía. Freud decía que el psicoanálisis es la cura por la palabra entrando en el mundo interior. En el mundo adulto y en el juvenil hay que
trabajar por poner palabras, escucharnos, darnos atención.



(A Pablo Melicchio lo encuentras en: https://www.youtube.com/@pablodiegomelicchio y sus libros en:
https://www.editorialmarea.com.ar/)