Migrar para sobrevivir: Cuando se toma la decisión de irse

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Irse del país en el que has vivido siempre es una decisión que afecta todos los aspectos de la vida de una persona y que no debe tomarse a la ligera.

EFE/MAURICIO DUEÑAS CASTAÑEDA

Rosibel ha tomado esa decisión tres veces.

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Rosibel nació en Venezuela en 1991 y creció en este país. Cuando llegó a la adultez tuvo que enfrentarse a una difícil y profunda crisis económica. Al terminar el colegio estudió ingeniería industrial, y aunque le tardó un poco, pudo conseguir un trabajo en una ciudad cercana donde laburó por varios años. Finalmente, el 2018, en lo más duro de la crisis, le dijeron que no podrían renovarle más.

Fue entonces la primera vez que decidió irse.

No había trabajo estable ni la posibilidad de encontrar algunos de los bienes más básicos en los anaqueles vacíos de los mercados. Su prima vivía en Perú y tenía planeado hacer un “colchón” de dinero para poder ir a estudiar en Argentina. Rosibel vino con un plan similar. Después de ahorrar un poco de dinero tomó sus cosas, cruzó la frontera con Colombia y caminó. Desde ese punto fueron 6 días de ruta en distintos buses y cruzar dos fronteras más para llegar a Lima, donde su prima la recibió.

El 2018, junto con Rosibel llegaron a Perú más de 650 mil venezolanos y venezolanas, una cifra impactante comparada con los 33 mil que ya vivían en Perú en el 2017.

En Lima, Rosibel encontró un trabajo estable como encargada en un café de Barranco. Cuando su prima decidió irse a Argentina ella prefirió quedarse en Lima, donde contaba ya con cierta estabilidad y comodidad.

El 2020, la pandemia en Perú pegó muy fuerte y la industria del servicio se vio especialmente afectada con el cierre, primero total y luego parcial, de todos los restaurantes, cafés y demás negocios del rubro. Rosibel se quedó sin empleo, pero la recontrataron en un puesto de mesera que no pagaba tan bien. Viviendo sola y sin familiares en Lima, le afectó mucho la cuarentena y la noticia del fallecimiento de su abuela en Venezuela.

Rosibel decide por segunda vez dejar el país en que vivía, pero compra pasajes para ir a Argentina donde se encontraba su prima, quien la acogió inicialmente en Lima. Cuando llegó a Bolivia sin embargo se encontró que no podía ir cruzar la frontera hacia Argentina. El país había cerrado las fronteras por la pandemia y solo podían ingresar residentes por lo que tuvo que volver. Cruzó la frontera por Puno y llegó hasta Lima por tierra, pero esta vez el viaje de vuelta tardó una semana. Cuando llegó a Lima pudo recuperar su trabajo en Barranco.

El 2022, las noticias empezaron a hablar de que en Venezuela las cosas habían dado un giro. Se hablaba de recuperación económica, del control de la crisis y del fin de la hiperinflación. Rosibel fue una de miles de venezolanos y venezolanas que decidieron volver a su país llamados por las noticias optimistas, por la añoranza del hogar y la familia. Durante los últimos años, el 55% de hogares venezolanos se han visto fragmentados debido a la migración.

El impacto emocional es sentido tanto por los que salen como por los que se quedan. En julio decidió comprar un pasaje de ida a Venezuela para diciembre, sin intención de volver al Perú. Extrañaba ver a su familia y quería volver a vivir cerca a ellos. En especial quería acompañar a su papá quién vive solo.

Foto: RTVE

Conforme pasaron los meses empezaron a llegar noticias distintas. Muchos venezolanos llegaron y no encontraron lo que se había difundido inicialmente. Rosibel empezó a tener dudas respecto a su decisión. Cuando conversó con su empleador sobre su viaje le dijo que podían reservarle el puesto por quince días adicionales a sus quince de vacaciones. Finalmente, Rosibel decidió viajar a Venezuela, pero esta vez sabiendo que iba a volver.

Rosibel viajó hasta Boconó, donde vive su familia, pasando por la capital Caracas. Encontró un país aún en situación de crisis. “El 2018 no encontrabas nada en las tiendas, no había ni pasta dental. Ahora se puede conseguir todo, pero todo está muy caro. Una cuenta mínima en la tienda no baja de los veinte dólares. La plata no alcanza.” Después de pasar casi un mes con su familia regresó al Perú, con muy poca esperanza de que las cosas mejoren en su país durante los próximos años. Considera que la corrupción está enraizada y no hay una oposición que pueda enfrentarla. Ahora tiene aquí un puesto como jefe de tienda que le permite enviar remesas a su familia, quienes las necesitan para cubrir sus necesidades.

El día de hoy se estima que 7.131.435 de venezolanos y venezolanas viven fuera de su país, de los cuales alrededor de un millón y medio están en Perú. (https://www.r4v.info/es/refugiadosymigrantes) Cada uno de ellos tuvo motivos para tomar la decisión de irse, a pesar de todo lo que tenían que dejar atrás.