Parada múltiple: la primera gira internacional de Pedro Castillo

Roberto Duran
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Con los viajes a Ciudad de México, Washington DC y Nueva York, el presidente Pedro Castillo cierra la primera gira internacional de su mandato, no exento de momentos tensos y cambios de discurso que han generado reticencias entre aliados y oposición. La participación de Castillo en las conferencias de la CELAC, el Consejo Permanente de la OEA y la Asamblea General de la ONU representan un enigma sobre la percepción de moderación de Pedro Castillo y su relación con el partido que lo llevó al poder: Perú Libre.

El debut en Ciudad de México

Luego de firmar la ley que permite la cremación del cadáver de Abimael Guzmán, Pedro Castillo viajó en las primeras horas del sábado 18 con destino a México para participar en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un organismo de integración político – económico sin la participación de EEUU, Canadá y Brasil, la cual fue organizada por su presidente pro-témpore, el progresista mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Un espaldarazo al liderazgo mexicano en la escena latinoamericana.

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La cumbre en Palacio Nacional se tornaría tensa con la presencia de los autócratas Miguel Diaz-Canel, de Cuba, y Nicolás Maduro, de Venezuela. El uruguayo Luis Lacalle Pou señaló en su discurso que en países como Cuba, Nicaragua y Venezuela no eran democracias plenas y que se usaba el poder para acallar protestas. Diaz-Canel replicó aduciendo que las declaraciones de Lacalle reflejaban su “desconocimiento de la realidad” y enrostró a este que la oposición uruguaya junto firmas contra reformas del mandatario. Lacalle respondió que, en Uruguay, “por suerte, la oposición puede juntar firmas” y leyó un fragmento de la canción de protesta “Patria y Vida”.  El mandatario paraguayo, Mario Abdo, aclaró que su presencia en dicha cumbre no implicaba un reconocimiento al régimen de Maduro y que no había ningún cambio de postura de su gobierno. Maduró retó a Abdo y Lacalle a debatir sobre la democracia en Paraguay, Venezuela y América Latina.

Al momento de la participación de Pedro Castillo el presidente saludó al foro a nombre de los pueblos originarios del Perú e invocó la unidad latinoamericana para la reactivación económica producto de la pandemia de la COVID-19, la consolidación democrática, la seguridad alimentaria, la lucha contra el cambio climático, así como la lucha contra la corrupción y el narcotráfico. Castillo mostró su apoyo a la creación de la Agencia latinoamericana y caribeña del espacio y el Fondo CELAC para desastres. Al finalizar su discurso, el Presidente señalo que el Perú sostendrá relaciones diplomáticas con todos los países latinoamericanos y del mundo sin ninguna distinción. Un guiño a las negociaciones entre Venezuela y la oposición ante la irrelevancia del Grupo de Lima.

Cita en la OEA, reuniones empresariales y “portátiles” en DC

El domingo 19, el Presidente Castillo llegó al Hotel Mayflower de Washington DC con su comitiva, pero no esperaban dos grupos de manifestantes congregados en los alrededores: los pro y anti Pedro Castillo.

Ese mismo día, Pedro Castillo sostuvo una reunión de trabajo con las empresas miembros de la Cámara de Comercio Americana del Perú (AmCham Perú) en el Hotel Jefferson acompañado del Ministro de Economía, Pedro Francke, y el Canciller, Óscar Maúrtua. El Presidente reiteró que la campaña había pasado en el Perú y que no había vencidos ni vencedores. Luego señaló las diferencias entre crecimiento macroeconómico y desarrollo en las comunidades más alejadas del país, reiterando que su gobierno no haría expropiaciones ni que era chavista o comunista. Castillo convocó a los empresarios a invertir en el Perú y evitar la desconfianza hacia su gobierno, dentro de un marco de transparencia y seguridad jurídica. Castillo comenzaba un cambio de tónica en su discurso a pesar de ciertos ejemplos fuera de contexto como cuando dijo que “(…) el Perú exportaba corruptos”.

El lunes 20, el Presidente se reunió con el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, antes de dar un discurso ante el Consejo Permanente de dicho organismo. Acompañado del representante peruano ante la OEA, el embajador Harold Forsyth, el Canciller Óscar Maúrtua y Luis  Almagro, Pedro Castillo empezó su alocución reiterando el saludo de parte de los pueblos originarios, tal y como lo hacía en la CELAC, luego señalo la necesidad de materializar el ejercicio de los derechos sociales y agradeció la postura de la OEA ante las acusaciones de fraude aducidos por la oposición. Castillo repitió la infeliz frase que “el Perú exportaba corruptos” al ejemplificar el deber de combatir la corrupción. En uno de los momentos de su mensaje, el Presidente anunció la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y reiteró que su gobierno no era comunista y que alentaba las inversiones en el país. El estilo del discurso de Pedro Castillo mantenía su tónica coloquial de la campaña electoral, pero demostraba que la curva de aprendizaje en política exterior era rápida. El Presidente se adaptaba al entorno.

La diplomacia social de Pedro Castillo y la mesura neoyoquina

En el marco de la 76° Asamblea General de la ONU, el presidente Pedro Castillo realizó su última y más importante participación en su primera gira internacional como mandatario al dar su mensaje de manera presencial desde la sede de Naciones Unidas en Nueva York el último martes 21. Castillo utilizó el mismo traje que uso para su investidura junto con su ya reconocible sombrero. Los mandatarios del mundo escucharían a ese profesor rural devenido en presidente.

Parado en el atril principal de la ONU, el Presidente empezó su discurso señalando que los países se encontraban ante la incertidumbre propia de la pandemia de COVID-19. Castillo reconoció el exitoso manejo macroeconómico de los últimos 25 años y su compromiso por expandir el crecimiento con redistribución. El mandatario se adhirió a la propuesta del Secretario General de la ONU, António Guterres, de un nuevo pacto social post-pandemia. Castillo Terrones criticó sutilmente el fracaso parcial de la iniciativa COVAX en la distribución de vacunas contra la COVID-19 en países en vías de desarrollo y propuso un acuerdo global entre los mandatarios del planeta y los propietarios de las patentes de las vacunas para garantizar el acceso equitativo a estas. Castillo señalo que su política exterior es autónoma, social y descentralizada.

La “diplomacia social” del Presidente Castillo busca la cooperación entre los actores internaciones, estatales y no estatales, entre ellas combatir el hambre y lograr las Metas del Milenio. Desde su perspectiva como profesor, el Presidente abogó por la universalización de la escolaridad post-pandemia, así como impulsar esfuerzos globales en materia de género. Castillo pidió poner por delante el componente social en las relaciones internacionales para que el Sistema de Naciones Unidas esté al servicio de poder cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En la recta final de su discurso, Pedro Castillo prometió, que al 2050, el Perú sería un país de carbono neutro al reducir al 40% sus emisiones de gases de efecto invernadero. El discurso del Presidente Castillo fue lo suficientemente audaz al criticar los fracasos en la distribución de vacunas y la lucha contra la emergencia climática sin caer en la verborrea propia de los líderes populistas latinoamericanos. La curva de aprendizaje en política exterior del Presidente había conseguido resultados favorables. Ahora Castillo debía enrumbar a Lima para librar otras batallas dentro de sus propia coalición, entre ellas a su primer ministro Guido Bellido.