- Personalidades complicadas: ¿Cómo enfrentamos una tormenta laboral? - 4 de julio de 2023
- El conocimiento para la búsqueda de un trabajo - 18 de diciembre de 2021
Las luces de Lima se apagaban una a una, mientras el reloj marcaba las siete de la noche. Era martes y en la oficina quedábamos solo mi exjefe y yo, lidiando cada uno con sus deberes laborales.
Mi exjefe es el tipo de compañero que lamentablemente a todos nos ha tocado alguna vez. Incoherente entre su vida personal y profesional, con aires de superioridad y engreído con sus palabras. Una persona que puede llevar al límite la capacidad emocional de cualquier persona y lidiar con el era como intentar bailar marinera con una tormenta.
Aquella noche, mientras las luces de la oficina se extinguían, la tormenta era particularmente intensa.
«¿Acaso necesitas una maestría para ordenar un archivo?», exclamó mi exjefe, irritado por el menor de los errores, mientras yo intentaba explicarle mi avance para poderme ir a casa.
Fue en ese preciso instante cuando comprendí algo fundamental: No podía cambiarlo, pero sí podía cambiar la forma en que interactuaba con él.
Comparto lo que aprendí aquella noche y cómo puedes usarlas para tratar con gente difícil:
- Mantén la calma
Enfrentarse a una persona difícil puede ser estresante. Si te dejas llevar por la ira, puedes acabar alimentando el conflicto. Aquella noche decidí respirar profundamente, dar un paso atrás y evitar reaccionar impulsivamente por sus
palabras.
- Comprende su perspectiva
La gente difícil a menudo actúa impulsada por miedos o inseguridades. Intenta comprender qué hay detrás de su comportamiento. En este caso, su perfeccionismo extremo estaba alimentado por el miedo a no cumplir con las expectativas.
- Establece límites
Es importante proteger tu bienestar emocional. Si alguien está tratando de forma inadecuada, está bien establecer límites. Le dije que apreciaba su esfuerzo, pero que necesitábamos trabajar en un ambiente de respeto.
- Encuentra soluciones, no culpables
Al enfrentar un conflicto, es fácil caer en la trampa de buscar culpables. En cambio, intenta encontrar soluciones. Propuse que, en lugar de señalar errores, buscáramos juntos cómo mejorar nuestro trabajo.
- Pide ayuda si es necesario
Si la situación no mejora, no dudes en pedir ayuda a un superior o a un mediador profesional.
- Acepta que todos somos diferentes
Cada persona tiene sus propios rasgos de personalidad, historias y formas de ver el mundo. Aceptar estas diferencias es esencial para tratar con gente difícil. Con mi exjefe, yo entendí que su perfeccionismo nacía de una fuerte dedicación a la calidad y no era un ataque personal.
- Comunica tus sentimientos de forma asertiva
A veces, es necesario expresar cómo te sientes de manera clara y directa. Dile a la persona que comportamiento te está molestando y cómo te hace sentir. En nuestra conversación, le hice saber que sus palabras me estaban afectando emocionalmente.
- No te lo tomes de manera personal
Es fácil tomar los comportamientos difíciles de manera personal. Sin embargo, es importante recordar que estas actitudes a menudo no tienen nada que ver contigo. En esta situación, me di cuenta de que su actitud no era un reflejo de mi trabajo o de mi valor.
- Aprovecha la situación como una oportunidad de crecimiento
Lidiar con gente difícil puede ser una valiosa lección de vida. Te da la oportunidad de practicar la paciencia, la comprensión y la resiliencia. En esta situación, a pesar de sus desafíos, me ayudó a crecer tanto profesional como personalmente.
- Diferencia que es una persona difícil, de una persona violenta
Si a pesar de todo lo anterior, trabajas con una persona que justifica sus malos comportamientos y palabras intentando manipular tu opinión, que le cuenta a tus superiores las cosas que le has confiado, lo mejor es gestionar tu empleabilidad y cambiar de trabajo. Nadie merece pasar por una mala experiencia o maltrato.
Lidiar con gente difícil no es fácil. Pero recuerda, no se trata de cambiarlos, sino de aprender a bailar con la tormenta laboral. La próxima vez que te enfrentes a una situación similar, respira hondo, mantén la calma y recuerda las lecciones compartidas. Con paciencia y comprensión, puedes transformar incluso las situaciones más desafiantes en oportunidades para el crecimiento y la mejora personal. Recuerda, en cada desafío hay una oportunidad: «No hay mal que por bien no venga».
Y siempre, sin importar cuán intensa sea la tormenta, hay un claro mensaje: En lugar de intentar cambiar la dirección del viento, debemos aprender a ajustar nuestras velas. Así es cómo, poco a poco, aprendemos a bailar con la tormenta, transformando cada encuentro con la dificultad en un paso hacia la sabiduría y la fortaleza.
Recuerda, no estás solo en este viaje. Todos enfrentamos nuestras propias tormentas y, al igual que aquella noche en la oficina, podemos aprender a enfrentarlas con gracia y coraje. Al final, el sol siempre sale, incluso después de la tormenta más oscura.