El Perú y la historia de Basadre

Por: Hernán Yamanaka

«…lo que importa sobre todo no es lo que fuimos, sino….

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lo que pudiéramos ser si de veras lo quisiéramos».

(Basadre, Mensaje al Perú, 1979)

Cada pueblo tiene en su historia mentes lúcidas que lo conocen, lo interpretan, lo interpelan. Son esos faros que guían en el turbulento mar de las naciones, diciendo lo que es debido, aunque no siempre se entienda o guste.

En el Perú tenemos a Jorge Alfredo Basadre Grohmann (1903-1980): Historiador tacneño, estudioso y autoridad de referencia en cuanto al período republicano y a la identidad nacional. Nacido en Tacna durante la ocupación chilena, viajó a Lima para culminar los estudios básicos. Ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1919 y ese año empezó a trabajar en la Biblioteca Nacional en la que se mantuvo hasta 1930. Se doctoró en Letras (1928) y en Derecho (1935). Ministro de Educación en el mandato de Bustamante y Rivero, asumió poco después el gran reto de reconstruir la Biblioteca Nacional tras el incendio de 1943, emulando así a su predecesor, don Ricardo Palma, quien asumió igual tarea tras la Guerra con Chile.

Basadre fue un autor prolífico y de amplios intereses: escribió biografías, ensayos sobre diversos temas, incluso crítica literaria. Su obra emblemática es Historia de la República del Perú: 1821-1933, en 18 tomos (la primera edición en seis tomos apareció en 1939); destacan también La iniciación de la República (1929), La promesa de la vida peruana (1943, aumentada en 1958), Meditaciones sobre el destino histórico del Perú (1947). En enero de 1980 presentó su último libro: Elecciones y centralismo en el Perú.

Los que lo conocieron dicen que no era un intelectual serio y distante -como reza el mito sobre la intelectualidad- sino un hombre de buen humor, generoso, que sabía estar con naturalidad en la cátedra como en el café, en el escritorio como en reunión de amigos, de música clásica y de vals criollo. La nación lo honró en vida con la Orden del Sol y luego poniendo su rostro en los billetes de cien soles.

El ratón de biblioteca

Hoy todo parece estar (aunque no está necesariamente) en Wikipedia o «gugleando», pero antes de Internet todo estaba en los libros y en su templo: la biblioteca. Basadre fue habitante de ese templo, sacerdote de ese culto como lector omnívoro y eficiente bibliotecario.

«Mi primer recuerdo de la Biblioteca Nacional se remonta a los años 1914 o 1915, sin duda, más probablemente en este último. Quise ir a leer allí, pero fui rechazado por no tener la edad mínima necesaria para gozar de ese privilegio. En conmemoración del episodio, dispuse que la primera sala de la nueva Biblioteca Nacional abierta al público en 1947 fuese del Departamento de Niños»

Hoy como ayer

Leer a Basadre llama a sorpresa porque es como tomar un estudio histórico o sociológico del 2022: poco ha cambiado en la entraña social, cultural y política del Perú; poco ha evolucionado aquella idiosincrasia, a veces invocada con extraño orgullo, que nos define y nos detiene.

«Al ingresar a la vida ciudadana nos encontramos con un Perú frío, hostil. No había lugar para la juventud honesta. Instituciones tradicionales, Parlamento, sufragio, municipio languidecían. La libertad de prensa no existía. Imperaban el servilismo, los enriquecimientos veloces, la obsesión materialista. La universidad era muy deficiente desde el punto de vista académico y vivía lánguida con escaso apoyo del Estado. (Perú vivo, 1966)

Un libro para una nación

Perú, problema y posibilidad (1931, aumentada en 1978) es el libro más desafiante, si cabe, de la obra basadrina. Aunque es una obra juvenil, en el Basadre hace de agudo observador de su nación y, como los sabios o los profetas, indica el núcleo que impide lanzarla a una existencia de paz y prosperidad.

La obra es un repaso crítico por grandes etapas de la historia del país. Para Basadre, en síntesis, el Perú tiene un pecado original: no ha podido reconocer la pluralidad de su origen, segregándolo y negándolo, lo que lo vuelve un país perpetuamente fracturado y desconcertado. Esta negación se expresa en el centralismo (que inicia en el Cusco prehispánico y continúa en la Lima panhispánico), en la invisibilizarían del indio, del negro y del migrante (él habla del chino), en ese orden histórico. Subyace, piensa, una mentalidad colonial que no ha sido superada y que permea las relaciones sociales.

A la hamletiana pregunta de Zavalita: «¿Cuándo se jodío el Perú?» (Vargas Llosa, Conversación en la catedral) la respuesta de Basadre sería que no hay un punto, un momento, una decisión, sino la acumulación en cada época de la negación a ver quiénes somos y lo que pudimos ser si nos reconociéramos como «nosotros».

Tipología de desastre

El Perú como una nación contrahecha o inacabada alimenta en su seno tres tipos de persona que lo detienen y corrompen. Así los tipifica Basadre en La promesa de la vida peruana:

«Los Podridos, han prostituido y prostituyen las palabras, conceptos, hechos e instituciones al servicio de sus medros, de sus granjerías, de sus instintos y de sus apasionamientos. Los Congelados se han encerrado dentro de ellos mismos, no miran sino a quienes son sus iguales y a quienes son sus dependientes, considerando que nada más existe. Los Incendiados se queman sin iluminar, se agitan sin construir. Los Podridos han hecho y hacen todo lo posible para que este país sea una charca; los Congelados lo ven como un páramo; y los Incendiados quisieran prender explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogata. Toda la clave del futuro está allí: que el Perú escape del peligro de no ser sino una charca, de volverse un páramo o de convertirse en una gigantesca fogata. Que el Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos

Estas Fiestas Patrias, marcadas por aún la pandemia, una guerra lejana y el desesperante entredicho político interno volvamos a Basadre, a su saber y proponer, a su dureza diagnóstica y a su invitación llena de esperanza.

«En suma, aunque es tan rico y tan complejo el pasado del Perú, lo que importa sobre todo no es lo que fuimos sino lo que sí -venciendo la inextinguible capacidad nacional para buscar la propia agonía espiritual con el yaraví de la autoflagelación y de la auto negación o para soplar en el pututo del encono- pudiéramos ser si de veras lo quisiéramos»

“Quiénes únicamente se solazan con el pasado, ignoran que el Perú, el verdadero Perú es todavía un problema. Quiénes caen en la amargura, en el pesimismo, en el desencanto, ignoran que el Perú es aún una posibilidad. Problema es, en efecto y por desgracia el Perú; pero también felizmente, posibilidad”.

(*) La editorial Penguin Random House, a través de su sello Taurus, acaba de publicar la edición definitiva de Perú: problema y posibilidad, con los textos inéditos de la segunda edición de 1978 y 1992, y el prólogo de la destacada historiadora Natalia Sobrevilla.