Este 16 se cumplen 28 años del atentado de Tarata. En ese sanguinario ataque, perpetrado por Sendero Luminoso (SL), murieron 25 y se hirieron a más de 200 personas. Este fue el último gran atentado antes de que se capturara a Abimael Guzmán. Desde ese momento, SL ha sufrido una profunda transformación. El periodista y escritor Ricardo León viene investigando el fenómeno terrorista y ha publicado su libro titulado Alias Jorge (Editorial Planeta), donde habla sobre el hijo de Víctor Quispe Palomino, líder actual de SL. Conversamos con él.



El 16 de julio se conmemora un año más del atentado en Tarata. ¿Qué significa esa fecha para el país?
Si bien es una fecha simbólica, porque fue el atentando que más impactó a los limeños e hizo dar cuenta a un sector acomodado de que el problema del terrorismo era real, en realidad hay otras fechas también simbólicas e importantes. Por ejemplo, en mayo se cumplieron cuarenta años del primer ataque de Sendero Luminoso (SL) en su historia en Chuschi, la famosa quema de las ánforas en este pequeño pueblo de Ayacucho. De ahí comenzó esta larga carrera criminal que tienen, de alguna forma, hasta ahora. Tarata se convierte en símbolo no solo porque golpea el corazón de Miraflores, sino que a mucha gente le abrió los ojos. Yo vivía cerca de Tarata, recuerdo haber escuchado la bomba y sentir todas las correteaderas alrededor. Luego, he entrevistado a personas que han perdido familiares o han sufrido heridas. Uno puede caminar por Tarata y aún sentir ese silencio.
¿Por qué crees que el Perú es así, es decir, que reflexiona los temas cuando recién estos llegan a Lima?
Son muchas razones: la desigualdad, el centralismo exagerado que hay en este país. Recordemos que, según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, la mayor parte de la población que sufrió el daño terrorista han sido personas quechua-hablantes, es decir, aquellas personas que ya eran excluidas fueron las más golpeadas por la violencia. Lima recién volteó a ver el asunto, aunque siempre hubo personas muy comprometidas contra el terrorismo, pero todavía había gente que pensaba que nunca iba a llegar. El terrorismo ya estaba en Lima, había habido ataques feroces como el asesinato de María Elena Moyano y en otras zonas de la periferia. En Tarata hubo 25 muertos, mucho menos que en otros atentados, había matanzas como la de Tarata todas las semanas en pueblos de Ayacucho, Junín, entre otros. El hecho de que haya sido en Lima despertó temor.
¿Se ha logrado hoy sanar la herida de la violencia?
No, la herida sigue abierta. Mucha gente se niega incluso a hablar del tema. Me pasó cuando estaban escribiendo Alias Jorge. Hay gente que no quiere saber nada más del tema de Sendero. Pero lo que más hay es un enorme desconocimiento de lo que ocurre ahora con la versión actual de Sendero; no saben que pasa con el camarada “José”, cabecilla de SL actualmente, que es el hombre más buscado del país. Te aseguro que si él se paseara por Lima, no lo reconocería nadie. Inclusive, si Abimael Guzmán saliera de la cárcel y paseara por Lima, mucha gente no lo reconocería. Mucha gente no entendió lo que fue SL y tampoco lo entiende ahora. SL es y ha sido el mayor enemigo del Perú, y mucha gente lo desconoce.
En tu libro, Alias Jorge, hablas sobre el hijo del camarada ‘José’, quien al final se convierte en un desertor. Lo más importante es el cambio del SL de Abimael Guzmán y el SL de los Quispe Palomino…
SL comenzó siendo una organización terrorista muy vertical, que fue una facción radical y ‘violentista’ del Partido Comunista del Perú. Abimael Guzmán, conocido como ‘presidente Gonzalo’, era una figura mesiánica. Su palabra era ley para sus seguidores. Él se consideraba la cuarta espada del comunismo mundial. Era una organización absolutamente dogmática, tenía una ideología basada en el marxismo- leninismo-maoísmo. Ellos querían tomar el poder, montar una especie de república paralela en la cual el presidente Gonzalo era quien gobernaba. Ellos querían ir del campo a la ciudad. Tarata era un acercamiento a las ciudades. Pero Abimael Guzmán fue atrapado en el 92, con lo que SL quedó descabezado.
Además, no solo lo capturaron a él, sino a toda la cúpula principal…
Así es. Tiempo después él propone un acuerdo de paz con el gobierno y el fin de la guerra. Sendero se dividió entre la facción ‘acuerdista’ de Abimael Guzmán que proponía la entrega de las armas, la amnistía general (que nunca llegó a nada) y la facción ‘proseguir’ de sujetos armados que decidió continuar con la guerra. Esa facción la lideró Óscar Ramírez Durand, alias ‘camarada Feliciano’. Él era igual de sádico que Abimael Guzmán, pero no tenía ningún poder ideológico, era un simple hombre violento. Durante su cargo, aumentaron los secuestros masivos a comunidades indígenas en la selva, la población asháninca sufrió mucho. Feliciano fue capturado en el 99. Debajo de Feliciano estaba el ‘camarada Alipio’ y estaban los Quispe Palomino como importantes cuadros de SL. Hubo una especie de “elección”, donde se decidió que Víctor Quispe Palomino, alias ‘camarada José’ fuera el cabecilla máximo de SL. Él tiene una forma muy distinta a la Feliciano: entendió que uno de los errores de SL había sido enfrentarse al campesinado que decían defender, esa es la figura que él vende. En el camino se dieron cuenta de que la manera más práctica de sobrevivir era aliarse con el narcotráfico. SL actualmente es el resguardo de la zona donde se produce y se traslada droga. Ya no son tantas personas, son unos cientos que deambulan en pequeños territorios en la selva o en la sierra y ya no quieren tomar el poder, saben que es imposible para ellos. No tienen el deseo real de convertirse en un estado paralelo.
Se siguen secuestrando niños para formar en SL. Es un tema que salió hacía algunos años, pero que ya no se le hace seguimiento.
Ya no secuestra, pero sí mantienen en cautiverio a muchas personas. Estas personas han tenido hijos y ellos han crecido y procreado otros hijos dentro de SL. Muchos de esos esos niños que habían sido entrenados ahora son adolescentes combatientes, pero son pocos. Existen muchas deserciones. No tienen la carga ideológica que sí tuvieron los Quispe Palomino cuando fueron jóvenes.
¿Cuál es la estructura actual de SL?
Está Víctor Quispe Palomino, alias ‘camarada José’ como el número uno; al costado, el “camarada Raúl”, su hermano. Había otro importantísimo integrante: el ‘camarada Alipio’, pero fue abatido junto con el “camarada Gabriel”, hermano de Quispe Palomino, en una operación del ejército. Luego existen cuadros antiguos, pero no tienen mayor peso en la organización.
¿Y la camarada ‘Norma’, capturada hace poco?
Era un cuadro menor dentro del grupo terrorista.
¿Ves alguna posibilidad de escalada de SL, o ahora solo de ocupan de proteger pozas de maceración y laboratorios clandestinos?
Curiosamente, es la razón por la cual decidí escribir Alias Jorge, sobre Víctor Raúl Quispe Zaga, hijo del ‘camarada José’. Él iba a ser el sucesor de SL, estaba preparado ideológicamente. Sabía muy bien combatir en armas y, además, era joven. Él le hubiese alargado la vida a SL. Víctor Quispe Palomino cumple 60 años, es un hombre que tiene enfermedades a cuesta, tiene heridas en el cuerpo y lleva una vida que no es cómoda ni saludable. Yo creo que SL no va a ser derrotado, sino que se va a extinguir solo. Cada vez son menos, dominan menos territorio. No son suficientes como para poder ir a tomar un pueblo.
¿Ves peligroso el Movadef?
Hay que verlos de cerca sí, pero ellos serán siempre derrotados en lo que se propongan. Uno de sus fundadores ya falleció. Intentan infiltrarse a través de grupos de estudiantes, colegios. No me preocupa tanto que puedan hacer algo. No creo que exista alguien mínimamente razonable que sea capaz de pensar que el Movadef es una opción.



Lo digo por lo mismo que comentamos al inicio: la falta de memoria histórica podría llevar a algunos cuantos a pensar que ese es un camino válido.
Los seguidores son pocos, no están en las zonas de influencias. Creo que ellos se van a extinguir ideológicamente. Es una extinción lenta y demorona, pero una extinción al fin y al cabo.
¿Hace falta voluntad política para acabar por SL?
Existen dificultades físicas en la zona. Tengo mucho respeto por los policías y militares, conozco a muchos de ellos y tienen una idea muy clara de lo que se debería hacer. Saben que tienen la ventaja y si quisieran podrían acabar con esta guerra. Sí hace falta una decisión política, falta una acción conjunta grande. Los jefes militares y policiales se disputan los puestos de inteligencia, sumado a la dificultas de que es difícil de reconocer a los terroristas. Si uno va a Santo Domingo de Acobamba, lugar por donde transitan estos señores, no sabe quién es quién. Esta guerra se debe ganar con inteligencia, es un trabajo de mucha paciencia.
En los últimos años se ha hablado mucho del ‘terruqueo’. Si no piensas de tal forma ‘eres un terruco’, sobre todo por ciertos sectores políticos ¿Se debería tomar tan a la ligera esa palabra?
No, quien usa esos términos refleja una enorme ignorancia. Internacionalmente, se reconoce terrorista a alguien que utiliza una organización para conseguir objetivos o poder a través de mecanismos de terror y sometimiento. Terruquear por terruquear me parece, sobre todo, ignorante y una falta de respeto a quienes han sufrido por el terrorismo.
Esa palabra la usa sobre todo el grupo político que gobernó cuando se derrotó a SL, pero a este grupo también se le acusa de cometer terrorismo de Estado…
Totalmente. E incluso lo defienden, Fujimori defiende el Grupo Colina. Además, parten de una premisa falsa: que Fujimori derrotó al terrorismo. El terrorismo no ha sido derrotado. Si eso hubiese pasado, yo no hubiese escrito un libro. El terrorismo sigue bajo otra forma, bajo otra denominación, bajo otros principios, pero ahí está. Además, quien capturó a Abimael no fue Fujimori, esa es otra falacia. Fue un grupo de policías pacientes, dedicados, que con poco presupuesto y apoyo del Estado lograron capturarlo. Robarse el protagonismo de la victoria sobre el terrorismo es también un acto de ignorancia.
¿Ese grupo al que te refieres es el GEIN?
Claro. Es inevitable que un fenómeno como el de SL sea utilizado por quienes desean manipular la historia. La historia la saben quiénes la han sufrido.
¿Tienes alguna reflexión final?
Más peligroso que magnificar hechos como los que a veces ocurren en el Vraem es minimizar lo que ocurrió. Lo más importante es no olvidar. Que se recuerde Tarata es importantísimo, pero también es importante que se recuerden los demás hechos históricos. En un país que ha sufrido tanto como el Perú, recordar es una obligación.
Elaboración
Texto: Paul Montjoy Forti.