Tierra Baldía: Escribir desde la pérdida

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“Daniel se mató, repito una y otra vez en mi cabeza, y aunque sé que mi lengua jamás podrá dar testimonio de lo está más allá del lenguaje; hoy vuelvo tercamente a lidiar con las palabras para tratar de bucear en el fondo de su muerte, de sacudir el agua empozada, buscando, no la verdad, que no existe, sino los rostros que tuvo en vida aparezcan en los reflejos vacilantes de la oscura superficie”, termina así el primer capítulo de Lo que no tiene nombre de la escritora colombiana Piedad Bonnett. Daniel, quien sufría de trastorno esquizofrénico, sufrió una crisis que lo llevó a tirarse desde su departamento en la ciudad de Nueva York.

Piedad Bonnett en la voz de los lectores | Uniandes
Piedad Bonnett, la escritora colombiana que marcó el panorama cultural con su libro «Lo que no tiene nombre».

Resulta ser un lugar común decir que escribir puede ser un acto de sanación, de catarsis (en el sentido griego) o de desnudez. No obstante, existe una retahíla de escritos desde la pérdida que han logrado abrirse un espacio en la literatura, que han recibido elogios por parte de los críticos y que han terminado configurando una especie de género en sí mismo que bien podría llamarse literatura de luto o, este nombre me gusta más, literatura desde la pérdida.

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La Academia define al luto como el signo exterior del dolor por la muerte de alguien: el no asistir a fiestas y reuniones, el uso del color negro en los vestidos, entre otras cosas. Mientras que la pérdida, se refiere al vacío que deja la persona muerta. La literatura desde la pérdida hace referencia a ese vacío, a ese encuentro con la muerte del otro, a esas posibilidades de las cosas que nunca sucedieron, a las palabras quemadas en la punta de la lengua, a lo que no se hizo, a las preguntas que no tienen respuesta.

En 1991, Paula Frías Allende ingresó en coma debido a la porfiria y fue internada en un Hospital. Isabel, su madre, hoy considerada la escritora más leída en lengua hispana, empezó ahí a escribir las primeras líneas de lo que se sería Paula, uno de sus libros más aclamados y que se debate el podio dentro de su obra con Casa de los espíritus. En este libro, Isabel Allende narra la muerte de su hija. “¿Qué hay en la muerte? Si pudiera permanecer inmóvil, sin hablar ni pensar, sin suplicar, llorar, recordar o esperar, si pudiera sumergirme en el silencio más completo, tal vez entonces podría oírte, hija».

El monólogo del pudor: Paula de Isabel Allende - Diario de Querétaro | Noticias Locales, Policiacas, de México, Querétaro y el Mundo
Isabel Allende junto a su hija Paula Frías

Cuando el vuelo 251 de Faucett Perú sufrió un accidente provocando la muerte de Lorenzo de Szyszlo, Blanca Varela, su madre, la aclamada poeta nacional, escribió una serie de versos que reflejaba la pérdida de su hijo muerto. “Si me escucharas / tú muerto y yo muerta de ti/ si me escucharas/ hálito de la rueda/ cencerro de la tempestad/ burbujeo del cieno/ viva insepulta de ti/ con tu oído postrero/ si me escucharas”. Su poesía se volvió más oscura y, a pesar de lo que se suele decir sobre el poder sanador de la escritura, ella se fue apagando hasta su propia muerte.

Blanca Varela en el recuerdo de su familia - YouTube
Blanca Varela y sus dos hijos.

Joan Didion, la famosa escritora estadounidense, escribió The year of the magical thinking a raíz de la muerte de su marido John Gregory de un fulminante paro cardiaco. Su prosa sencilla, sin muchos aspavientos, ha logrado convertir este libro en uno de los referentes del género (de la literatura desde la pérdida) a nivel mundial. “También sé que si queremos seguir vivos llega un momento en que tenemos que dejar ir a los muertos, dejarlos ir, dejarlos muertos”. Didion, quien es una referente sobre la literatura norteamericana, no solo reflexiona sobre la muerte de su marido, también de la grave enfermedad de su hija Quintana, cuya muerte provocaría la publicación de Blue Nights.

Joan Didion según su sobrina: “Era ella misma, dentro y fuera de la página” - La Tercera
Joan Didion junto a su familia en California.

Just Kids, es un magnífico libro de Patti Smith que trata sobre la muerte del famoso fotógrafo y pareja suya Robert Mapplethorpe devorado por el sida. En él, la autora narra cómo se conocieron y sobrevivieron a la vida bohemia de Nueva York, su vida en el mítico Hotel Chelsea, cómo su pareja fue descubriendo su homosexualidad y, cómo finalmente se convierte en una víctima del sida, una enfermedad que en aquella época no tenía tratamiento. También está La ridícula idea de no volver a verte, el libro de Rosa Montero en el cual se realizan reflexiones acerca de la muerte a raíz del fallecimiento de su esposo. “Y es raro porque, aunque pase el tiempo, el dolor de la pérdida, cuando se pone a doler, te sigue pareciendo igual de intenso.”

Mientras que la muerte de Sara Torres llevó al filósofo y escritor Fernando Savater a publicar La peor parte en 2019. Incluso, llevó a escrito a retomar la escritura después de haberse retirado de ella unos años antes. El español explora lo mejor y lo peor sobre su vida y relación con su amada. Los críticos han mencionado que ese es el libro más personal y emotivo de Savater, un escritor que se caracteriza por ser bastante racional.

 'La peor parte' contra el terrorismo, la mejor para la vida - Libertad Digital - Cultura
Fernando Savater y Sara Torres.

Es evidente que la pérdida y el luto no han sido nunca un tema ajeno a la literatura, A mi hermano Miguel, por ejemplo, es un poema de César Vallejo que habla sobre la muerte de su hermano. Sin embargo, a lo largo del tiempo han aparecido libros escritos desde la pérdida que hacen suponer o deberían hacer suponer el nacimiento de un género específico que salta entre la novela, la no ficción y la memoria.