Un 14 de febrero multicolor

Jair Villacrez
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En Página en blanco celebramos un 14 de febrero multicolor. Creemos que el amor es diverso, como el arcoíris. ¿Por qué quedarnos con un solo color? Aquí te compartimos tres historias de personas de la población LGBTIQ+ que lucharon por su amor. Hoy, se enorgullecen y quieren compartirla con nosotros.

Alexiel y Luisella

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Alexiel Vidam y su novia, Luisella, se identifican como una pareja de mujeres sui generis y lesbianas. Tienen 3 años y medio juntas. Se conocieron por la aplicación de citas Tinder. Alexiel acababa de llegar de Madrid, donde estudiaba su maestría, y había empezado a trabajar como docente en una universidad limeña. Luisella, nueve años menor que ella, aún estaba en su último año de carrera. Al inicio, fue difícil para ambas asumir públicamente su relación por los prejuicios familiares, pero sobre todo por el hecho de que no querían que hubiese comentarios negativos de la relación por pensar que Luisella podría haber sido su alumna. A eso se sumaba el hecho de que Luisella temía que su familia dejara de apoyarla económicamente y tuviera que abandonar sus estudios.

Pese a que, al inicio, sus padres se mostraran en contra, lograron superar esas situaciones, afortunadamente. Hoy, viven juntas en un departamento; son una pareja feliz. Planean casarse en el mediano plazo. De hecho. Alexiel ya le entregó a Luisella un anillo de compromisos para que puedan compartir su felicidad por siempre. De momento, viven con dos gatitos y una coneja, pero quieren seguir ampliando su familia con la adopción de un menor. «Pero todo dependerá de nuestra economía», dice Alexiel.

Tanto Alexiel como Luisella son comunicadoras. «Pero Luisella ejerce como bailarina. Yo soy escritora, gestora cultural, profesora de audiovisuales y profesora de Kun-fu», cuenta Alexiel. Ella dice que, aunque siempre fue tranquila, hubo un tiempo en que entró en una «etapa de locura­», a partir de sus 25 años. «Hasta que conocía a Luisella. Me enamoré y me tranquilicé».

Sergio y Benjamín

Sergio Santos y su novio, Benjamín, son una pareja de hombres homosexuales. Curiosamente, cumplen 5 años de relación justo el 14 de febrero. De todos modos, prefieren decir que su aniversario es durante todo febrero y no precisamente en ese día en particular. «De los 365 del año, justo [venimos] a elegir la fecha más trillada (risas). Por eso, febrero es nuestro mes de aniversario, no solo el 14», dice Sergio.

Se conocieron hace once años en Piura, lugar donde nacieron y donde estudiaron la universidad. Sergio estaba en primer año de Comunicación y Benjamín, que era jefe de prácticas, estaba en tercer año de la misma carrera. En algunas ocasiones, le habían encargado vigilar el aula de Sergio durante las pruebas. Para ese entonces, a Sergio ya le gustaba aquel chico dos años de curso mayor que él, y entre los dos intercambiaban miradas cómplices. Al poco tiempo se agregaron por redes sociales y empezaron a conversar.

No había pasado mucho tiempo que ya se llevaban conociendo, cuando decidieron empezar una relación que duró un año. Luego, por diversas circunstancias de la vida, rompieron. Pero terminaron reencontrándose en Lima, y retomaron su relación después de algunos años. Hoy viven juntos, con una perrita. Son una familia feliz, a la que gusta viajar por el mundo y disfrutar de la vida. «Aquí [en Lima] nos conocimos en otra etapa de nuestras vidas. Ya estamos buscando más una realización personal: entender quiénes somos y saber qué cosas queremos hacer; un poco más espiritual», confiesa Sergio.

Kevin y Juan

Kevin Saucedo y su pareja, Juan, son el cálido ejemplo de una relación intercultural y binacional. Kevin, de nacionalidad peruana, es actor, gestor cultural y activista LGBTQ+. Juan, de nacionalidad venezolana, se forma para ser fotógrafo y también se dedica a las artes. Ambos llevan casi dos años de relación y viven en Piura, al norte de Perú.

Kevin cuenta que, para él, lo más importante de su relación es que hay comunicación, respeto, amor, espacio y, sobre todo, dedicación. «Nos complementamos mutuamente. Juan, además de ser mi novio, es mi amigo, mi socio, mi amante. Es mi compañero de vida», dice.

Si tuviera que darle un consejo a aquellas personas que aún no se atreven a tener una relación por temor a la vida, les diría que vivan como si fuera el último día de sus vidas. «La vida es una. Vivan sin molestar a nadie, a su manera, y amen. El amor no daña a nadie ni nada», asegura.