Un modelo de terapia, por Albert Ellis

Marcelo Tejada

A principios de la década de los 60, en el campo de la psicología, se empezó a hablar de Fenómenos de la cognición: el conjunto de procesos mediante los cuales aprehendemos, categorizamos, procesamos y construimos la realidad (Keegan, 2010, pp. 61-62). Porque la realidad es polisémica, es decir, cada uno de nosotros la interpreta de una manera diferente.

Unos años antes, un muy crítico psicólogo llamado Albert Ellis, que ejercía como psicoterapeuta, empezó a cuestionar las ideas totalmente psicoanalíticas que predominaban por aquella época en el tratamiento de pacientes con trastornos mentales, tras notar cómo su puesta en práctica en el consultorio no causaba ningún efecto significativo.

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A diferencia de las personas normales, notó que ciertos enfermos mentales mostraban cambios significativos en su forma de procesar la información, de captar y de comprender la realidad. Fue entonces que se decidió a construir su propio método terapéutico. Fundó en el año 1955 la Terapia Relacional (TR); que modificó con el transcurso de los años cambiándole de nombre en 1961 por Terapia Relacional Emotiva o “TRE” e incorporó técnicas más comportamentales y emocionales y, a inicios de los 90, se consolida como Terapia Relacional Emotiva Conductual (TREC) vigente hasta el día de hoy.

La TREC implica un diálogo más activo entre el terapeuta y el paciente, asignándosele tareas y ejercicios como parte del plan de mejora. El mismo Ellis quien desarrolló el método A-B-C (fundamental en este modelo de terapia), donde las consecuencias de nuestras emociones y las sensaciones físicas que sentimos por estas que nos producen malestar (C), son el producto de las creencias que tenemos (B) de los acontecimientos y sucesos que vivimos (A). Es decir, tanto la forma en la que asimilamos y procesamos las circunstancias que vivimos, como las creencias que tenemos sobre estas últimas, juegan un papel importante en el bienestar psicológico de cada persona (padezcan o no un trastorno mental).

A pesar de ser ateo, Ellis (en el año 1962) señaló que líderes religiosos como Jesucristo y Buda aportaron a la historia sistemas de “autoayuda” que contribuyen a este bienestar. Ellis no solo era un experto en psicología, también conocía sobre filosofía, historia y literatura. No toleró la ineficacia ni la falta de acción en el trabajo, y fueron estas dos cualidades las fuerzas importantes que lo llevaron a evolucionar y replantear sus ideas, en pro del buen servicio hacia los demás, sus pacientes.

“Toda persona tiene la capacidad de cambiarse a sí misma”, dijo Ellis alguna vez. Añadió: “Hay tres frases que nos impiden avanzar: tengo que hacerlo bien; me tienes que tratar bien y el mundo debe ser fácil”: en esto se basa la Terapia Relacional Emotiva Conductual.

Este modelo psicoterapéutico desarrollado por un hombre nacido en Pittsburg, Estados Unidos, que creció en Nueva York, educándose a sí mismo con libros, con problemas familiares y una enfermedad renal y que durante la adolescencia soñaba con ser novelista. Cuando llegó a la adultez intentó entrar en el mundo de los negocios, pero la Gran Depresión desplomó su visión y se formó como psicólogo clínico y, gracias a su persistencia y voluntad de servicio, construyó un modelo psicoterapéutico. Ese hombre, era Albert Ellis, quien falleció el 27 de septiembre del 2007, y es considerado uno de los más grandes referentes en el campo de la psicología.