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Recordemos la historia: Un breve repaso por la historia del nacimiento de la celebración del Orgullo LGBT y por la vida de aquellas dos mujeres transexuales que participaron de las revueltas que lo antecedieron.
En la actualidad, las celebraciones por el Orgullo LTGB se vuelven el escenario de distintos desfiles, marchas, eventos culturales y actividades de concientización para celebrar los logros del movimiento LGBT, promover la igualdad y la diversidad, y destacar la importancia de continuar luchando por los derechos de la comunidad LGBT.
Pero, ¿Sabemos cómo se originó esta celebración y quiénes estuvieron detrás de ella?
Todo empezó a finales de la década de los 60 con el acontecimiento que ocurrió la madrugada del 28 de junio del año 1969, cuando la policía llevó a cabo una violenta redada en el bar Stonewall Inn de Nueva York.
El Stonewall Inn era un famoso bar ubicado en el barrio de Greenwich Village. Era uno de los pocos lugares que podían ser frecuentados por la comunidad LGBT en un momento de enorme hostigamiento y persecución hacia los homosexuales y transexuales. “En esa época era difícil ser drag queen porque nos llevaban presas sin ninguna razón”, cuenta Sylvia Rivera en el documental La muerte y la vida de Marsha P. Jhonson estrenado hace unos años en Netflix.
Sylvia Rivera y Marsha P. Jhonson, fueron dos figuras importantes que estuvieron presentes ese día tan crucial: Marsha, era una drag queen afroamericana y Sylvia, una mujer trans de raíces latinas. Ambas también eran trabajadoras sexuales .
Sylvia, que se encontraba ese día en el bar, vio cómo ponían a los gays en fila y los subían a las patrullas, pero para su sorpresa al ver que la gente comenzaba a defenderse pensó “Dios mío, llegó la revolución. Gracias a Dios. Nos han tratado como la mierda todos estos años. Ahora es nuestro turno”.
Y por otro lado Marsha: “Estábamos en la calle, dando vuelta a los autos, bloqueando el tráfico, gritando y chillando”; sin imaginarse, que ese sería el comienzo de todo un movimiento.
A partir de ese acontecimiento, un año después, en 1970, se organizó la primera marcha del orgullo LGBT en conmemoración del primer aniversario de los disturbios de Stonewall Inn. Ésta se celebró en Nueva York, y fue la precursora de los desfiles del orgullo LGBT que se llevan a cabo en todo el mundo cada año. Marsha P. Johnson y Sylvia estuvieron presentes en esta marcha histórica, desempeñando un papel importante en su organización.



Marsha P. Jhonson fue un ícono de la lucha por los derechos del colectivo.
Mujer transgénero, afroamericana y destacada activista por los derechos de las personas LGBT, llevaba a cabo protestas por discriminación que sufría a diario; además de la violencia policial y la precariedad a la que estaban sometidas por no encontrar trabajo.



Su vida cambió cuando se convirtió en drag queen y alcanzó alto reconocimiento y acogida, siendo destacada por ayudar a jóvenes LGTB sin hogar y en malas condiciones.



Por otro lado, Sylvia Rivera fue una mujer trans de raíces latinas, que al igual que Marsha, luchó incansablemente por los derechos de las personas transgénero y se destacó por su defensa en la inclusión de las personas trans en el movimiento LGBT. Luchó especialmente por aquellos que enfrentaban múltiples formas de discriminación debido a su identidad de género y su origen étnico.
Participó como figura prominente en el Gay Liberation Front -GLF (Frente de Liberación Gay), la primera organización que se declaró abiertamente como revolucionaria en el confrontamiento por la liberación de las personas gays y lesbianas. Esta institución formó la base para todos los movimientos posteriores que se dieron para de la lucha por los derechos de identidad de género.
En 1970, Marsha y Sylvia fueron algunas de las caras más visibles de la primera marcha por el orgullo y la liberación homosexual.
Ambas formaron posteriormente STAR (Street Transvestite Action Revolutionaries) con el objetivo de prestar apoyo a las personas LGTBIQ más excluidas y las mujeres trans sin hogar.
Sobre STAR Sylvia dice: “Era hora de que le mostráramos al mundo que somos seres humanos”.
Lastimosamente, en 1992, la vida de Marsha P. Johnson llegó a un fin trágico, cuando fue encontrada muerta en el río Hudson en circunstancias que inicialmente se consideraron sospechosas.
Por otro lado, Sylvia Rivera dejó el movimiento luego de la marcha de 1973 por sentirse decepcionada pues había un mito en torno a los disturbios de Stonewall, que vendrían a colocar como protagonistas a gays, blancos, cis y jóvenes. Se ocultaba en realidad sobre quienes estuvieron tras estas luchas que fueron los transexuales racializados, además de otras disidencias.
Esto hizo que Sylvia se volviera muy crítica con la comunidad, llegando a ser marginada y excluida por el mismo movimiento. Como se puede ver en el documental, durante un discurso que dio en plena marcha del Orgullo de 1973, donde tuvo que abrirse paso entre la gente y en medio de insultos y abucheos para expresar su queja debido a la falta de ayuda a los hermanos gays que se encontraban en la cárcel y que solo escribían a STAR, pues nadie más hacía nada.
“Me han metido a la cárcel, perdí mi trabajo. Perdí mi departamento por la liberación, ¿y ustedes me tratan así? “menciona en un discurso muy conmovedor.
Sylvia consideraba que el movimiento se había vuelto una especie de club de personas gays blancas privilegiadas, que de cierta manera calzaban en la norma. Otra vez, no había espacio para las disidencias, por las que ella siempre había abogado. “Vengan y vean a su gente en la casa STAR en la calle 12, la gente que intenta hacer algo por todos nosotros, y no solo los hombres y mujeres de un club de clase media blanca”.
Las vidas de estas dos mujeres, que lideraron una lucha que iba más allá, que no solo buscaba la consecución de privilegios individuales, sino el darles un lugar a las personas más excluidas de la comunidad: trans, drags, gays en situación de calle o en la cárcel, trabajadores sexuales, etc.; dejaron un legado importante en la lucha por los derechos LGBT y la celebración del Orgullo. Es por esto que la Historia les debe su pleno reconocimiento y admiración.