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Intelectualmente iniciado en la ingeniería, Santiago Villegas-Ceballos (Colombia) descubrió en su amor por la lectura y los libros el filón que lo llevó a la bibliotecología, disciplina en la que tenía verdadero linaje familiar. Hoy es uno de los más reputados especialistas en estrategia de digitalización cultural, como consultor y promotor de instituciones vinculadas al libro y las bibliotecas, en su país y fuera de él (*).
En esta oportunidad, Página en Blanco conversó con Santiago Villegas-Ceballos quien cree firmemente sobre la revolución que vive las bibliotecas a través de la tecnología:
PEB. Santiago: tus inicios académicos estuvieron en la ingeniería, exactamente en la de procesos, ciencia que algunos llamarían «fría». ¿Cómo terminaste al «calor» de los libros y las letras?
SVC. Diría que no he terminado, sino que he empezado, me he rebelado y he vuelto. Soy nieto, sobrino e hijo de bibliotecarias: mi abuela fue la primera bibliotecaria escolar de Colombia, parte de un grupo que se graduó a mediados de los cincuentas en la primera escuela latinoamericana de bibliotecología fundada por la UNESCO en Colombia. ¿Cómo llegue allí? ¿Por qué ingeniería primero? Porque cuando yo estaba pequeño no me dejaban en guarderías, sino en bibliotecas. Entonces, desde muy temprano trascurrí por los anaqueles, por los ficheros: ir por las bibliotecas era para mí un espacio natural. Cuando salí del colegio me dije que quería estudiar algo relacionado con el mundo de la genética y estudié ingeniería de procesos.
Luego empecé a encontrar que lo que hacía era gestión del conocimiento; básicamente, era buscar las dinámicas con las que reconstruía conocimiento para clasificarlo, catalogarlo y ponerlo a disposición. Y, claro, luego me di cuenta: «Esto es una rama de la bibliotecología». Entonces, entré a la misma escuela en las que estuvieron mi abuela, mis dos tías y mi mamá, terminé estudiando en la Escuela de la Universidad de Antioquia.
PEB. Cuando hablamos de bibliotecología entramos a un campo poco conocido para el promedio. La idea general es que una biblioteca está administrada por personas que proporcionan libros y dan información sobre ellos, lo que es algo muy vago. ¿Cómo podemos definir la bibliotecología?
SVC. Bonita pregunta porque hay mucho mito alrededor. El primero: ¿Eso hay que estudiarlo? ¿Ustedes lo que hacen es ordenar los libros? preguntan otros. No faltan los que creen que pasamos todo el día leyendo… ¡Ojalá pudiéramos hacerlo! Y aunque hoy está en constante discusión, se dice que el objeto de la disciplina es dar acceso a la información y al conocimiento a una comunidad, de tal manera que esa información, ese conocimiento, transformen positivamente a esa comunidad. Ese dar acceso implica, primero, determinar cuál es ese conocimiento y cómo la comunidad debería tener acceso a él, de la manera más objetiva y libre posible para que esa comunidad cree su propia construcción filosófica, cosmológica. Entonces tienes que desarrollar las colecciones, pero también los servicios que van asociados a las colecciones y en su propio contexto: no es lo mismo una biblioteca en Chorrillos, en Cusco o en Lima, incluso dentro de un distrito especifico de Lima, porque en unas situaciones vas a tener unos servicios digitales para que los que tienen dispositivos accedan a la biblioteca, en otros vas a tener que llevar la conexión wifi incluso a las casas, en otros usarás solo libros físicos…depende de la comunidad.
Pero cuando ya tienes esas colecciones y servicios hay que preparar las dinámicas de organización del conocimiento. En ese punto hay lenguajes estandarizados, entonces es cuando nos conectamos con las máquinas, justamente porque los bibliotecarios hemos intervenido tanto en lo que se llama la industria computacional porque sabemos cómo organizar el conocimiento, tenemos sistema de clasificación universal que clasifica en diez categorías el conocimiento humano, esto nos permite clasificar por decenas y centenas una categorización…es el numerito que tú encuentras en el libro.
PEB. La etiqueta pegada en el lomo del libro…
SVC. Exacto. Eso también es un proceso cognitivo importante: luego viene la entrega del dispositivo que lleva el conocimiento; el dispositivo puede ser el libro físico o digital, o una hora de encuentro, o un boletín que te llega. Todo eso se debe pensar desde la bibliotecología.
PEB. La digitalización es ya omnipresente y parece irreversible. ¿Cuál es el futuro del libro en este contexto?
SVC. Esa es una pregunta que llevo años escuchando. Cuando empecé con mi empresa, hace quince años, la pregunta insistente era: ¿En qué momento se acabará el libro? Recuerdo que entonces decía: el libro ha pasado por una sucesión de transformaciones desde que pusimos el lenguaje en un material, sea cual sea. Empezamos con Asurbanipal, con la biblioteca de Nínive, en donde había tablillas de arcilla, allí había un libro incipiente. Luego pasamos por los papiros, los pergaminos, por la encuadernación, llegamos al libro. Pero el concepto de un objeto que te da
información creada y transmitida por humanos es independiente del medio.
Decir, hoy, que el libro es el objeto físico es muy discutible. Sin embargo, si la pregunta es por el medio físico, siempre he dicho que van a convivir lo físico y lo digital. Porque como decía Ranganathan, de la India, uno de los bibliotecarios fundadores de las ciencias de la información: A cada lector su libro y cada libro su lector. Yo lo traería al hoy: a cada lector su formato y cada formato a su lector. Hoy, lo que vemos es que el libro impreso crece, estadísticamente se lee más, ya hace un par de años está sucediendo. ¿Cómo? El libro se especializó: hay cada vez más libros de bolsillo y libros de lujo, esto implica que el “«libro del medio» está desapareciendo y en su lugar están los libros digitales promedio, unos pdf, unos libros que no quizá no tienen mucha corrección digital.
PEB. Si ese es el futuro, ya muy presente, de los libros. ¿Cuál es el de las bibliotecas? ¿Ya no son espacios de interacción libro-lector?
SVC. Depende del tipo de biblioteca. Una académica, universitaria, migra a nuevos conceptos como ser centro de recursos para el aprendizaje y la investigación. Porque el propósito de una biblioteca universitaria es potenciar el aprendizaje y la investigación, va más allá del libro y empieza a ser espacios donde los objetos que traen la información interactúen para generar aprendizaje e investigación con el actor que es el estudiante o el docente. Pero si hablamos de una biblioteca pública hay otro concepto que es el de «laboratorio ciudadano», que yo amo enormemente, algo que nos vuelve a la Biblioteca de Alejandría …
PEB. Qué muchos no saben, pero era más que un espacio de colección, al modo actual…
SVC. Así es. Cuando se habla de la Biblioteca de Alejandría la gente con concibe que no era solamente una biblioteca: era eso y también museo y laboratorio. Había producción de cultura allí. El concepto «laboratorio ciudadano» implica que tú como ciudadano tienes allí herramientas para crear soluciones desde y para esta comunidad. Entonces, la biblioteca se vuelve en un espacio de reunión más allá del libro. El libro es un medio para el propósito de transformar la comunidad. Las bibliotecas actuales no pueden quedarse pensando que el libro es su propósito porque no somos guardianes de nada ni somos mediadores de nada: somos facilitadores de trasformación social.
PEB. ¿Esta ampliación y reconversión del concepto biblioteca ya funciona en Colombia? ¿Desde lo particular o desde el estado?
Si, está funcionando. Llevamos un buen tiempo con las bibliotecas de este tipo en varias ciudades de Colombia. Funciona desde la perspectiva pública. En Medellín está Bibliolabs que es como se llama este proceso, nacido el 2013, que tuve la oportunidad de liderar después de crear el plan de transformación de la cultura digital del sistema de bibliotecas de Medellín. Durante la pandemia hicimos en Cali, la tercera ciudad de Colombia, algo parecido. Las bibliotecas rurales también están
transitando hacia el laboratorio ciudadano y un laboratorio de paz, porque algo característico de las bibliotecas es que deben responder a su contexto.
PEB. Tus redes nos cuentan que hace poco tuviste un diálogo sobre el libro y las bibliotecas con el Chat GPT. ¿Qué tal experiencia?
SVC. Llevo un buen rato hablando con inteligencias artificiales. El año pasado Open AI lanzó un patio de juegos que no era público, sino para algunos que teníamos acceso; ya cuando se lanza y hace público Chat GPT lo que hice fue publicarlo en el blog Infotecarios.com para demostrar dos cosas: primero, la construcción del lenguaje es muy coherente. ChatGPT está diseñado para eso, para conversar, para atender las preguntas y dar respuestas, no necesariamente sabe lo que dice,
pero mantiene fluidez y coherencia. Es como un borracho muy amable en un bar: toma mucho pisco, empieza a hablar de más, a contar historias, la mitad de lo que dice es fantasía, pero uno está pegado a lo que dice porque resulta muy simpático. Un poco así es ChatGPT: no está diseñado para responder preguntas, sino para conversar. Es una herramienta que, dependiendo de cómo se use, puede ser positiva o negativa.
PEB. Si, como dijo el conde Buffon, «El Estilo es el hombre», sin duda el entorno revela al profesional ¿Cómo es tu espacio físico y digital de trabajo?
SVC. Mi espacio de trabajo cotidiano es una biblioteca muy llena de libros, con un pequeño espacio para mi portátil. Tengo muchas videoconferencias y muevo la portátil dependiendo de qué libros quiero que vean los interlocutores, porque a veces hay mensajes ocultos en lo que quieres que vea la gente detrás de ti. Y estoy rodeado de mi familia, porque por el trabajo remoto tengo la posibilidad de vivir en lo rural, en una zona cercana a Medellín, muy cerca a mis bibliotecarias
jubiladas favoritas.
PEB. Siendo hombre de libros: ¿Cuáles son los que priman en tu biblioteca, los que nunca desparecerán de tu mirada?
SVC. Hay un libro cotidiano, es de música. Se llama Historia de la música clásica, heredado de mi abuela. Yo tuve formación en música clásica desde pequeño y me encanta repasar, al menos una vez al día, lo que voy a encontrar allí de manera aleatoria para escuchar todos los días algo de música. Para mí las estructuras armónicas son fundamentales; por tanto, Johan Sebastian Bach es mi dios de la música universal. Curiosamente, es Bach quien ha alimentado inteligencias artificiales: la mayor parte de las IA que tienen que ver con música están educadas con las composiciones de Bach, por esas características armónicas de su música barroca. Era un genio.
Y en términos de literatura tengo en el estante casi todo Tolkien, soy amante del autor desde muy pequeño. Hay una de Tolkien que me gusta mucho, se llama Hoja de Niggle, un antecesor de ese universo de la Tierra Media.
PEB. ¿Como una precuela en términos de cine?
SVC. Sí, pero también tiene unas cartas que él escribía a C.S. Lewis, una comunicación entre ambos sobre la fantasía, que lo importante es que tengas acceso a un mundo fantástico desde muy pequeño. También soy amante de la ciencia ficción: al lado de Tolkien vas a encontrar a Asimov,
Bradbury y a nuevos autores del género.
(*) A Santiago Villegas-Ceballos lo encuentras como @MedeJean y en Infotecarios.com